Aún no se ha mudado a la Casa Blanca y Donald Trump ya tiene su primer gran escándalo con el informe no contrastado sobre el chantaje de Rusia y sus vínculos con el Kremlin. El presidente electo ha calificado el expediente de “falso” y dice sentirse atacado como si estuvieran en la Alemania nazi. El que estaría detrás del escandaloso documento de 35 páginas sería un exagente del Servicio de Inteligencia de Reino Unido, el MI-6, llamado Christopher Steele. Ahora éste teme por su vida y ha abandonado su residencia habitual, según explican este jueves los medios británicos.

 

¿Cómo empezó todo?

La respuesta a esa pregunta la ha intentado explicar hoy The New York Times en un amplio artículo donde detalla cómo surgió la investigación para dar con los trapos sucios del que, por entonces, era el precandidato más polémico. La historia empezó en septiembre de 2015 cuando un donante republicano anónimo, muy contrario a Trump, contrató a una firma de investigación de Washington llamada Fusión GPS. La idea era sacar a la luz los escándalos del magnate y sus puntos débiles para hundirlo, lo que allí llaman como  un “expediente comprometedor”.

Fusión GPS está encabezada por un experiodista del diario The Wall Street Journal llamado Glenn Simpson. Durante las elecciones presidenciales esta organización investigó a ambos partidos en liza en la contienda electoral estadounidense. Es algo rutinario y les sirve para crear una amplia base de datos. Una vez puestos manos la obra, trabajaron durante meses para recopilar datos de Donald Trump sobre sus negocios y vida privada, aunque en primavera se acabó el interés por hundirlo cuando fue elegido candidato republicano. Parecía que la búsqueda de trapos sucios estaba condenada a morir ahí, pero entonces surgió el interés de partidarios demócratas de Hillary Clinton que decidieron financiar la investigación.

En verano hubo un giro inesperado en el guión. El Comité Nacional Demócrata sufrió un importante hackeo, supuestamente por miembros del gobierno ruso, y se empezaron a publicar en Internet algunos documentos robados. Fue entonces cuando Glenn Simpson decidió contratar a Christopher Steele, uno de los directores de la agencia Orbis. Ya habían trabajado juntos antes y el exagente conocía bien Rusia porque trabajó durante 20 años en Moscú.

Según detalla The New York Times, Steele, por su pasado como espía, no estaba en condiciones de viajar a Rusia para investigar una posible relación de Trump con ese país. Encontró la solución contratando a nativos rusos. Estos le iban pasando informes y el exagente los juntaba en documentos que fue enviando a Fusión GPS hasta el pasado diciembre.

 

El ex agente del MI-6 quería destapar su informe

Una vez superadas las elecciones, la empresa de espionaje dejó de recibir la supuesta financiación demócrata. Las informaciones proporcionadas eran muy difíciles de comprobar por la ausencia de pruebas. Así que Steele puso en conocimiento del FBI sus descubrimientos sobre Trump, pero acabó cortando la relación frustrado por la lentitud del Departamento de Justicia de EE.UU. y porque pensaba que no estaban investigando seriamente sus informes.

Supuestamente, este exagente del MI-6 se pasó semanas haciendo circular sus documentos por diversas agencias de inteligencia para que alguna hiciera algo. La información llegó a manos del senador republicano John McCain, al que Trump ha criticado en alguna ocasión, y éste se la entregó al director del FBI. Los servicios secretos elaboraron un dossier propio y se lo mostraron tanto al presidente electo como a Barack Obama.

El expediente se filtró a numerosos medios de comunicación, pero no se atrevieron a publicarlo en su momento al no poder contrastarlo debidamente. Eso cambió esta semana cuando responsables de la CIA, FBI y la Agencia Nacional de Seguridad añadieron el informe en un comunicado de prensa relacionado con el ciberataque de Rusia.

BuzzFeed fue el primero en publicar el escándalo el pasado martes, la CNN le dio veracidad y a continuación el resto del mundo se hizo eco. A partir de ahí empezó a circular el chantaje de Rusia, el incidente de las prostitutas contratadas por Trump para orinar en una cama donde había dormido el matrimonio Obama o el vínculo con el Kremlin.

 

Steele teme una reacción desde Moscú

Ahora, según informa The Telegraph, Steele teme por su vida porque su nombre también se ha dado a conocer en lugar de permanecer en el anonimato. Según uno de sus vecinos en Surrey (Reino Unido), el autor del expediente ha huido de su hogar por el miedo que le produce una reacción contra él desde Moscú.

La fuente contactada por The Telegraph asegura que Christopher Steele llenó sus maletas a toda prisa tras hacerse público el escándalo de Trump. Se marchó junto a su familia, pero antes fue a dejar su gato al cuidado de un vecino diciendo que estaría fuera “unos días”. “No estoy seguro de dónde ha ido o cómo contactar con él. No sé mucho de él, sólo nos saludábamos”, explica el vecino.