El régimen de Pyongyang puso fin a más de dos meses de inactividad y lanzó hoy un nuevo misil que, tras alcanzar una altura récord, acabó en el mar de Japón. La prueba, la vigésima del año, arruina las esperanzas de una apertura de negociaciones y reinstaura la retórica bélica que ha presidido este pulso desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. "Nos vamos a ocupar de ello", dijo un críptico Trump, quien indicó que el ensayo norcoreano no alterará la estrategia americana.

La carrera es contrarreloj. Los expertos de la CIA consideran que a Corea del Norte le faltan solo unos pocos meses para alcanzar su objetivo: un misil balístico intercontinental con capacidad para estrellar una bomba atómica en suelo estadounidense.

Es el peor escenario, aquel que Trump ha puesto como línea roja irrenunciable. Si el tirano Kim Jong-un logra su meta, nadie se atreve a pronosticar cuál será la reacción de EEUU. “No se puede aceptar que esta banda de criminales se arme con misiles nucleares. Tenemos una gran paciencia pero si nos vemos obligados a defendernos a nosotros o a nuestros aliados, no tendremos otra opción que destruir totalmente Corea del Norte. Ya es hora de que se dé cuenta de que la desnuclearización es su único futuro. El hombre cohete está en misión suicida consigo mismo”, clamó Trump en la Asamblea General de la ONU el 19 de septiembre pasado.

Sus palabras vinieron seguidas de un parón en la pruebas. El último misil había sido lanzado el 15 de septiembre, cuatro días antes de la intervención de Trump y sobrevoló la isla japonesa de Hokkaido. Aunque no se redujo el tono belicoso de Pyongyang, desde entonces las sanciones habían ido en aumento, China había empezado a participar decididamente en el estrangulamiento económico de su antiguo aliado, y Estados Unidos incluso declaró a Corea del Norte “patrocinador del terrorismo internacional”. Todo ello hizo pensar que la presión estaba surtiendo efecto y que la tiranía podía inclinarse a abrir negociaciones sobre su programa nuclear y balístico.

Nada de eso ha ocurrido. El Líder Supremo ha mantenido el pulso y hoy ha lanzado un nuevo cohete. El misil ha caído en el mar de Japón, a 200 millas náuticas de la costa nipona. Tokio cree que el cohete lanzado este miércoles ha volado unos 50 minutos.

Estados Unidos ha informado que, según su primera evaluación, se trataría de un misil intercontinental, el tercero que habría lanzado con éxito Pyongyang, que habría volado en torno a 1.000 kilómetros. También ha indicado que se trata del que mayor altitud ha alcanzado hasta la fecha. "No ha supuesto un peligro para nuestro territorio ni el de nuestros aliados. Nuestro compromiso de defender a Japón y Corea del Sur permanece inalterable.", indicó el Pentágono.