El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se entregó hoy a la policía para cumplir la pena de 12 años y un mes de prisión que recibió por corrupción pasiva y lavado de dinero en el marco del caso Petrobras.

Lula salió a pie de la sede del Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, como se conoce al cinturón metropolitano de Sao Paulo, en el municipio de Sao Bernardo do Campo y se dirigió hasta uno de los vehículos de la policía en una de las calles próximas que esperaba para transportarlo hasta el aeropuerto de Congonhas, en la ciudad de Sao Paulo.

Lula intentó salir antes de la sede del sindicato en un vehículo, sin embargo, fue impedido por los miles de simpatizantes que bloquearon todas las salidas del edificio.

Dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) hablaron con los manifestantes y les hicieron ver que el bloqueo podría perjudicar al exmandatario para enfrentar a la justicia.

Lula recibió un plazo que venció el viernes a las 17:00, hora local (20:00 GMT), para entregarse, aunque decidió no hacerlo en esos términos.

La mañana de este sábado, en un discurso ante miles de simpatizantes, el exmandatario aseguró que no estaba huyendo y que acataría el mandato de prisión.

asó casi tres días confinado en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, tras recibir un mandato de prisión del juez federal, Sergio Moro, responsable en primera instancia de las investigaciones del caso Petrobras.

El ex jefe de Estado brasileño salió la mañana de este sábado por primera vez de la sede del Sindicato de los Metalúrgico, primero para acompañar una misa en honor a su difunta mujer, Marisa Letícia, a 67 años de su nacimiento, y luego para dar un discurso ante miles de simpatizantes y seguidores.

El miércoles último, la Corte Suprema desestimó el recurso de "habeas corpus" presentado por la defensa de Lula, quien solicitaba permanecer en libertad mientras se agotaban todos los recursos en las instancias superiores.

El exmandatario está acusado de haber recibido un departamento de la constructora OAS en el litoral del estado de Sao Paulo, a cambio de favorecerla desde el poder en contratos con Petrobras.

Lula da Silva se declara inocente y niega todas las acusaciones.