El portal de noticias estadounidense TMZ, según fuentes en Hong Kong, aseguró este sábado el fallecimiento del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, debido a complicaciones tras una cirugía de corazón, como varios medios habían advertido hace un par de días. En medio de las incógnitas, se comienza a señalar a su hermana, Kim Jo Jong como su posible sucesora, considerada la mujer más poderosa del país.

Kim Jo Jong nació en 1987 y, al igual que su hermano, estudió en suiza para posteriormente graduarse de la Universidad Kim Il-sung, la más prestigiosa de Corea del Norte. Según la página especializada North Korea Leadership Watch, también cursó estudios en una universidad europea occidental.

La hermana del aún líder norcoreano pasó a ser la responsable de la propaganda y subdirectora del Partido de los Trabajadores. Pero su puesto va más allá, es una de las personas de mayor confianza de su hermano y se dice que está detrás de la cuidada imagen pública del líder dentro y fuera del país. 

En ocasiones, Kim Jong Un ha permitido que le represente e incluso participa en las negociaciones importantes junto a él. También es la responsable de organizarle los viajes y comparecencias públicas. 

Lo acompañó a la primera cumbre con Trump, en Singapur y formó parte de las delegaciones que viajaron con Kim Jong-Un a Pekín cuatro veces en el último año y que recibieron al presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, en su visita a Pyongyang. Fue foco del ojo público cuando encabezó la representación de su país en los Juegos Olímpicos de Invierno en el sur.

Según el Instituto de Estudios de Norcorea en Seúl, de la Universidad de Yonsei, el que recientemente se le permitiera a Kim Jo Jong emitir comunicados políticos, uno en donde condenó a Corea del Sur y el último cuando alabó la carta enviada por Donald Trump, quien afirmó que espera mantener buenas relaciones bilaterales y ofrece ayuda ante la pandemia de coronavirus, es una muestra de que “él (Kim Jong Un) está listo para permitir a su hermana convertirse en su alter ego”.

No obstante, en 2017 Estados Unidos la posicionó, junto con otros oficiales del país asiático, en su lista negra por “graves abusos a los derechos humanos”.  

Con información de El País y The Guardian.