El príncipe Frederik de Nassau, hijo de Roberto de Luxemburgo y sobrino del gran duque Enrique, falleció el 1 de marzo en París a los 24 años, tras una prolongada lucha contra la enfermedad mitocondrial POLG, un trastorno genético que impide la adecuada producción de energía en las células, provocando una disfunción y fallo progresivo de múltiples órganos.

El diagnóstico de esta rara enfermedad llegó cuando Frederik tenía 14 años. A pesar de las dificultades, el joven príncipe fundó la Fundación POLG para apoyar la investigación y concienciar sobre este padecimiento.

En un comunicado publicado en la web de la fundación, su padre compartió los últimos momentos de Frederik, destacando su fortaleza y sentido del humor hasta el final.

El 28 de febrero, Día de las Enfermedades Raras, Frederik reunió a su familia para despedirse y, con una última broma, buscó animarlos. Su última pregunta a su padre fue: "Papá, ¿estás orgulloso de mí?", a lo que este respondió afirmativamente, resaltando el orgullo que siempre sintió por él.

Roberto de Luxemburgo comparó la enfermedad de su hijo con una "batería defectuosa" que nunca se recarga completamente, llevando a un estado constante de agotamiento. A pesar de ello, Frederik mantuvo un espíritu alegre y resiliente, viendo la belleza en todo y enfrentando los desafíos con valentía.

La familia real continuará el legado de Frederik a través de la Fundación POLG, con la esperanza de convertir su profundo dolor en resultados positivos y seguir su ejemplo inquebrantable. Su mensaje más importante es el de esperanza, compasión y resiliencia.