Durante el rezo del Ángelus este domingo, el papa Francisco reflexionó sobre la parábola del hijo pródigo, subrayando la misericordia de Dios como un llamado a la unidad y al amor fraterno. “Jesús revela el corazón de Dios: siempre misericordioso con todos; cura nuestras heridas para que nos podamos amar como hermanos”, afirmó el Pontífice.
En el contexto del Jubileo, Francisco compartió que vive esta Cuaresma como un “tiempo de curación” y agradeció a quienes, “a imagen del Salvador, son instrumentos de curación con su palabra, ciencia, afecto y oración”.
Además, renovó su llamado urgente por la paz en zonas en conflicto como Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, República Democrática del Congo y Myanmar. Dirigiéndose a los líderes de Sudán del Sur, les instó a “dejar de lado las divergencias y sentarse a dialogar”. Sobre Sudán, pidió proteger a civiles y avanzar en negociaciones.
Aunque lamentó la persistencia de guerras, destacó avances diplomáticos, como el acuerdo fronterizo entre Tayikistán y Kirguistán, alentándolos a seguir por ese camino. Finalmente, encomendó a la Virgen María la reconciliación entre los pueblos: “Que ayude a la familia humana a reconciliarse en la paz”.