Ante más de 200 mil fieles y 150 delegaciones internacionales reunidas en la Plaza de San Pedro, el papa León XIV ofició este domingo la misa de inicio de su pontificado, marcando el comienzo de una nueva etapa en la Iglesia católica.
Durante la ceremonia, el pontífice recibió conmovido el palio y el anillo del pescador, símbolos del poder pontificio. En su homilía, expresó: “Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia”.
León XIV enfatizó que el papa no debe ser “un líder solitario o un jefe por encima de los demás”, sino un servidor que camina junto a sus hermanos en la fe. Recordó el deseo del cónclave de elegir a un pastor capaz de custodiar el rico patrimonio de la fe cristiana y afrontar los desafíos actuales.
El nuevo pontífice también hizo un llamado a la unidad en la Iglesia y en el mundo, instando a superar el odio, los prejuicios y la marginalización. Subrayó que la misión de la Iglesia no es atrapar a los demás con sometimiento o propaganda, sino amar como lo hizo Jesús.
Entre los asistentes a la misa se encontraban líderes como el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski; la primera ministra italiana, Giorgia Meloni; y el vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Tras la ceremonia, Meloni se reunió con Vance para discutir inversiones en defensa y relaciones comerciales.
Con 69 años, León XIV inicia su pontificado con un enfoque pastoral y fraterno, buscando una Iglesia más unida y abierta al mundo.