La relación entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el empresario Elon Musk ha llegado a un punto crítico tras una serie de declaraciones y acusaciones mutuas relacionadas con la nueva reforma fiscal impulsada por la administración republicana.

El desencuentro comenzó cuando Musk calificó el proyecto de ley fiscal, conocido como "One Big Beautiful Bill", como una "abominación repugnante", argumentando que incrementaría el déficit presupuestario en 2.4 billones de dólares en la próxima década y eliminaría créditos fiscales para vehículos eléctricos, afectando directamente a Tesla.

En respuesta, Trump expresó su decepción con Musk, afirmando: "Estoy muy decepcionado con Elon. Lo he ayudado mucho". El presidente también sugirió que Musk estaba frustrado por los recortes a los créditos fiscales para vehículos eléctricos y que, a pesar de no haberlo criticado personalmente, anticipaba que eso sería lo próximo.

La tensión escaló cuando Musk, a través de su cuenta en X, negó que su oposición se debiera a intereses personales y acusó a Trump de aparecer en los archivos relacionados con Jeffrey Epstein, insinuando que esa es la razón por la que dichos documentos no han sido revelados.

El conflicto ha tenido repercusiones financieras significativas. Las acciones de Tesla cayeron un 14 por ciento en un solo día, acumulando una pérdida del 24.5 por ciento en lo que va del año, y la empresa ha perdido aproximadamente 190 mil millones de dólares en capitalización bursátil.

Además, Trump amenazó con cancelar todos los contratos gubernamentales con las empresas de Musk, incluyendo SpaceX, Starlink y Tesla, lo que podría afectar acuerdos por miles de millones de dólares.

Este enfrentamiento marca una ruptura significativa entre dos figuras que anteriormente mantenían una relación cercana, con Musk desempeñando un papel como asesor en la administración Trump y contribuyendo significativamente a su campaña de reelección.