La sexta edición de la Clericus Cup, el "mundialito" de futbol exclusivo para clérigos que se juega en Roma con el aval del Vaticano, comenzará este fin de semana y contará con una importante presencia de mexicanos.

La competencia, organizada por el Centro Deportivo Italiano, fue presentada este día en la sede de la Pontificia Universidad Gregoriana, la casa de estudios en Roma de la congregación de los Jesuitas y cuyo equipo es el último campeón del torneo.

En la presente edición, que iniciará este sábado 3 de marzo por la mañana cuando se midan la Gregoriana y la Universidad Santo Tomás de Aquino, los mexicanos son la tercera nacionalidad con mayor número de jugadores, luego de la italiana y la brasileña.

De los 351 deportistas inscritos, provenientes de 71 naciones distintas, 23 son los "aztecas" mientras los "azurri" son 27 y los brasileños 25. Estos seminaristas o sacerdotes no concentran su participación en una sola escuadra, más bien están repartidos en varios equipos.

A diferencia de años anteriores, en esta ocasión no se inscribió un representativo del Pontificio Colegio Mexicano, la histórica residencia para curas de aquel país que viven en Roma.

Por ello el equipo que más jugadores concentra de esa nacionalidad es el Colegio Internacional "Mater Ecclesiae", formado por estudiantes de la casa romana administrada por la congregación de los Legionarios de Cristo, ya campeón en 2008.

En total unos 12 combinados se disputarán la Copa Clerical, divididos en cuatro grupos de igual cantidad de escuadras cada uno.

Tras una fase regular las dos mejores de cada zona se clasificarán a los cuartos de final, previstos para el 21 de abril, mientras las semifinales se jugarán una semana después; la gran final está programada para el 12 de mayo.

"La Clericus Cup 2012 tendrá en todas las camisetas de los participantes el eslogan: jugar para creer", señaló Claudio Paganini, asesor espiritual del Centro Deportivo Italiano en referencia al "Año de la Fe", convocada para octubre próximo por el Papa Benedicto XVI.

"El hombre, mediante el juego, descubre su verdadera naturaleza y las riquezas que posee, puede crear comunión, relación con los demás y con Dios mismo", agregó.