El Papa Francisco arremetió ayer contra el crimen organizado, al cual calificó como una "grave ofensa a Dios", y contra el "abominio" del tráfico de seres humanos.
Esto en su primer mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, cuyo contenido fue dado a conocer este jueves por la sala de prensa del Vaticano aunque la Iglesia celebrará esa efeméride el próximo 1 de enero.
El texto, de 21 páginas, denunció la corrupción difundida en todos los países de manera "capilar" y también la formación de organizaciones criminales, desde los pequeños grupos hasta los que están organizados globalmente.
Apuntó el dedo contra el "drama lacerante de la droga", con el cual se lucra contra las leyes morales y civiles, así como contra la devastación de los recursos naturales y a la contaminación.
También lamentó la "tragedia de la explotación del trabajo", los tráficos ilícitos de dinero y la prostitución que cada día produce víctimas inocentes, sobre todo entre los más jóvenes robándoles su futuro.
Llamó "abominio" al tráfico de seres humanos, a los delitos de abusos contra menores y a la esclavitud que aún difunde su horror en tantas partes del mundo.
Incluso el Papa llegó a relacionar con el crimen organizado a la especulación financiera, "que a menudo asume carácteres predadores y nocivos para enteros sistemas económicos y sociales, exponiendo a la pobreza a millones de hombres y mujeres".