Un impresionante dispositivo de seguridad enmarcó el tercer informe de labores del presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Puebla (CEDHP), Adolfo López Badillo, al blindarse literalmente el edificio Carolino de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP).
Este inmueble emblemático de la autonomía universitaria, se vio sitiado por personal de seguridad del gobierno del estado, quienes resguardaron los accesos desde la puerta principal, hasta el tercer patio.
Estas acciones contrastaron con los discursos de apertura, transparencia o hasta de derechos humanos, del evento del organismo defensor de las garantías individuales al impedirse el libre tránsito.
Al evento acudió el gobernador Rafael Moreno Valle, así como el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Raúl Plasencia Villanueva, quien por segundo día consecutivo en Puebla recibió y repartió halagos al por mayor con las autoridades poblanas.
Desde la puerta del Carolino se colocó una valla, la que estaba flanqueada por las grandes carpas, que sirvieron como camuflaje para el dispositivo de seguridad. En este principal acceso, dos guardias revisaban acreditaciones o credenciales de cada una de las personas.
Una vez entrando, a la subida de la escalera principal, otro guardia con un chaleco negro con letras verde fosforescente “Apoyo Universitario”, impedía nuevamente el acceso libre, al cuestionar a cada persona que subía sobre a dónde se dirigía. Nuevamente se tenía que acreditar cada uno.
A lo largo de los pasillos del antiquísimo edificio, se colocaron al menos tres guardias vestidos de traje oscuro y con su corte a casquete corto, característico con sus aparatos de comunicación en oídos y boca. Todos escaneando con la vista a cada uno que pasaba.
Ya en el salón Barroco, regresó la tranquilidad y el libre tránsito, pero solo hasta unas cuantas sillas, ya que era imposible acceder hasta adelante a un lado del presídium se bloqueó con un cordón de seguridad.
Pero fue tan poca la gente que asistió al recinto, que no se llenaron ni la mitas de las sillas, por lo que gente de la CEDHP pedía a los asistentes que se acercaran lo más posible, para “hacer bulto”, claro sin pasar el cordón.
Una vez transcurridas las peroratas de los funcionarios, -desde López Badillo, asando por Víctor Manuel Giorgana Jiménez, presidente del Congreso o Roberto Flores Toledano, titular del Tribunal Superior de Justicia, así como el ombsduaman nacional Plasencia Villanueva y el mandatario estatal, Rafael Moreno Valle- se volvió a sentir la restricción del tránsito.
Se colocaron nuevamente las cintas verdes con negro a la salida del salón, -como las que se utilizan en las filas bancarias. Resguardadas por al menos cinco de los guardias de traje y mirada mal encarada.
Fue así como todos, pero sobre todo la prensa vieron pasar al gobernador Moreno Valle, flanqueado por el defensor nacional de los derechos humanos, Raúl Plasencia y el estatal Adolfo López Badillo.
Ninguno de los tres personajes, ni mucho menos su comitiva que los seguía a paso veloz, volteó siquiera a mirar a los representantes de medios de comunicación, quienes gritaron si se podían acercar a una entrevista.
Una vez que pasaron y bajaron por la escalera que comunica al tercer patio, los guardias de seguridad del gobierno que sitiaron la UAP, cerraron las puertas a empujones para impedir que sobre todo los comunicadores, lograran bajar detrás de los funcionarios públicos.
Fue así como los reporteros tuvieron literalmente que correr para dar la vuelta por la entrada principal, buscando la ansiada entrevista a la salida del edificio sobre la avenida Juan de Palafox y Mendoza.
Fue ahí, como se percataron que no solo se sitió el edificio universitario, sino que también dicha arteria vial, una de las principales que comunican con el zócalo de Puebla, también fue cerrada.
La carrera fue inútil, ya que desde varios minutos los personajes perseguidos habían abordado juntos una camioneta con destino desconocido.