Este Ferrari 250 GTO Berlinetta de 1962 fue vendido en California por 38.1 millones de dólares.

Dicho precio es el más alto jamás pagado por un auto durante una subasta.

Pero, ¿qué lo hace tan único?

Este auto fue previamente utilizado en una carrera, en la que su conductor murió durante un accidente.

Fue reconstruído en 1963 en la fábrica de Ferrari y corrió en varias otras carreras.

Un auto similar fue vendido de forma privada por 50 millones de dólares.

Como es lógico, el nuevo dueño de esta belleza no se conoce, aunque si se conoce que tiene bastante dinero de sobra.