Tras una plática con alumnos del municipio de Tehuacán, Francisco Zataraín señaló que el bullying es una forma sofisticada para someter a una persona, “es un proceso sistemático y consciente para que la víctima acabe sometida emocionalmente y se logre una admiración grupal; antes se veía al bullying como una broma en junto, pero esto implica mucha gravedad, pues dicho problema está tomando formas diferentes, tales como el sexting o el cyberbullying”.
Asimismo, señaló que las redes sociales han tomado mucha fuerza, “son el arma perfecta para los agresores; ante este contexto, ni los consejos de participación ciudadana ni la SEP se han interesado por efectuar programas que terminen con esta problemática de cual no hay estadísticas exactas."
Mencionó que el que no exista una estadística oficial a nivel nacional, estado o municipio sobre los casos de bullying, es el reflejo del desconocimiento de la verdadera naturaleza del problema.
Ante esto, manifestó que es aún más lamentable que las instituciones públicas se “saquen de la manga” las estadísticas, pues revela que las autoridades desconocen del tema y lo sobredimensionan.
Francisco Zataraín dijo haber aplicado un instrumento de medición a nivel nacional en una muestra de 17 mil jóvenes que arrojó resultados poco favorables, porque en las escuelas privadas del 100 por ciento de las posiciones de control, 54 por ciento las tienen las mujeres, mientras que en las escuelas públicas la situación es a la inversa.
“De ser aplicado en toda la República dicho instrumento, se puede determinar en una escuela de mil alumnos en un día, salón por salón, quiénes son los agresores, las víctimas, el líder positivo, el constructor de paz, el rechazado.
De todos los municipios del país, en Puebla el porcentaje de agresión es alto (22 por ciento), lo cual es resultado de la descomposición social y porque se piensa que es sólo en las ciudades grandes donde se genera el bullying, pero es en todas”, expresó.
Por último, señaló que la SEP es la responsable de aplicar este tipo de instrumentos y acciones que erradiquen el problema, pero no hay iniciativa. El hecho de que los legisladores hayan optado por la expulsión de los alumnos agresores fue una decisión errónea, cuando uno de los problemas es la deserción escolar.
“La solución radica en prevenir este tipo de comportamientos fortaleciendo la individualidad de los jóvenes; expulsarlos no sirve para nada”, finalizó.