Todos ellos, sin excepción, una vez que llegan al poder prometen apoyar e impulsar el campo; sin embargo, la cruel realidad es otra, pues pese a que se ha recurrido a todas las instancias correspondientes finalmente la respuesta es vaga o nula.

Tras haber invertido los ahorros de toda una vida de esfuerzo y arduo trabajo para la edificación de un invernadero que permitiera sembrar verduras y legumbres, don Raúl Arroyo Galaviz, propietario de unos terrenos en la localidad de Tentzoncuahuigtic, perteneciente al municipio de Ixtacamaxtitlán, perdió todo tras las inclemencias del tiempo que azotaron a la entidad poblana hace poco más de 10 años; a partir de ahí ha sido un largo caminar a través de diversas dependencias de los diferentes niveles de gobierno en la búsqueda de un apoyo que le permita reactivar su actividad agrícola, tiempo en el que —pese al cambio de administración y la promesa de que se destinarían apoyo a productores— la respuesta ha sido nula.

Los sueños de un hombre, ahora con más de 60 años, se han ido perdiendo a pasos agigantados conforme pasa el tiempo, la esperanza de trabajar y hacer producir sus tierras se queda enterradas en un campo desértico, donde las huellas de una estructura degrada por el tiempo pasan al olvido. Más de 350 mil pesos fueron tirados a la basura ante la falta de asesoría por parte de anteriores administraciones.

“En 2001 mi esposa y yo solicitamos un invernadero por medio de Alianza para el Campo, el cual nos fue concedido e iniciamos labores de trabajo a cielo protegido, como productores del campo, desafortunadamente nunca recibimos asesoría agrónoma de parte de la Secretaria de Desarrollo Rural.

”Así transcurrieron tres años de trabajo, invirtiendo gran parte de nuestros ahorros y con el apoyo de préstamos para la conformación del suelo como para tres años de trabajo, pero finalmente caímos en bancarrota por la falta de asesoría y apoyo por parte de la presidencia municipal de Ixtacamaxtitlan.

”Posteriormente, y ante la falta de respuesta, recurrí a instituciones financieras del gobierno federal como FIRCO, CRESA de Pachuca (Hidalgo), Financiera Rural y finalmente acudimos a ANEC y nos encontramos con el hecho de que en todas las instituciones de crédito nos pedían garantía líquida con, la cual nosotros no contábamos, además de que aplicaban un porcentaje alto y la negativa de préstamos a personas mayores de 55 años, por estas causas nuestro proyecto de trabajo quedó truncado”, relató don Raúl, quien al recordar el tiempo y dinero perdido se le quiebra la voz.

Uno a uno, don Raúl fue mostrando todos los documentos de algunos que conserva, en donde desesperadamente recurre al apoyo al gobierno federal, en ese entonces por el expresidente de la República Felipe Calderón.

Segundo peregrinar, las mismas respuestas

La respuesta llegó casi tres años después; ahora, don Raúl debe dirigir sus esfuerzos y los pocos recursos que le quedan para trasladarse a las diversas instancias del hoy gobierno del estado encabezado por Rafael Moreno Valle.

En un primer escrito en el año 2012, firmado por Heriberto Castillo Miranda, coordinador general de la SDR, se dirige al secretario de la SDR, Pedro Adalberto González Hernández, con número de folio CGAC-576A/2012, donde solicita apoyo para la rehabilitación de su invernadero; sin embargo, al llegar a la dependencia estatal le argumentaron que ellos no podrían ayudarlo a dar respuesta a tal petición.

“Por qué juegan con los sentimientos de los campesinos, de los productores, de la gente que tiene las ganas de trabajar sus tierras y ser productivos, nosotros somos gente de trabajo que no acostumbra a sólo extender la mano a lo que el gobierno quiera darle. Todas nuestras ilusiones, nuestros esfuerzos y dinero, sumado al que no hemos podido pagar a través de préstamos, se han ido a la basura.

”Sólo pedimos apoyo y que nos dieran la asesoría adecuada para sacar adelante nuestro proyecto que, además de contribuir en la economía en la región, nos permitía generar empleos”, se lamenta el campesino de Tenzoncuahuigtic, Ixtacamaxtitlán, quien se derrumba en lágrimas al manifestar que todo su esfuerzo ante las autoridades de gobierno fue en vano.

“¿Por qué nos engañan? ¿Por qué juegan con las ilusiones de toda una familia, que lo único que esperaba era hacer productivas sus tierras?”, insiste don Raúl, quien muestra las fotografías de una evaluación realizada el 30 de enero de 2008.

En ese entonces se mostraban algunas imágenes del invernadero en donde se cosechaba jitomate y otras legumbres. Primero, los fuertes vientos rompieron la estructura de plástico que cubría una superficie de mil metros cuadrados; después, tras las heladas atípicas la poca producción que se había cultivado no se logró.

Hoy, a 12 años de ir de un lado a otro, de agotar las instancias correspondientes y buscar un crédito, y a la edad de casi 62 años, don Raúl ve el sueño de ver su invernadero funcionando.

La petición es simple: el apoyo, asesoría y respaldo para echar a andar un proyecto que, además de coadyuvar a la seguridad alimentaria, permitirá abrir fuentes de empleo y dará certidumbre económica a un hombre que perdió los ahorros de toda una vida, ante el desinterés de las autoridades municipales y estatales.

“Todavía estoy fuerte y amo la tierra que he trabajado, pero ahora éstas han quedado en el olvido porque no hemos tenido el dinero para invertirle. Aún guardo las esperanzas de que mi voz, que ha de ser la de muchos otros productores que no tienen el recurso económico para hacer más productivas sus tierras, sea escuchada por nuestro gobierno”, demandó don Raúl.