Siendo una de las tradiciones religiosas que han distinguido al municipio de Acatzingo, con una antigüedad de más de 400 años, creyentes se preparan para la celebración de la Fiesta del Sudor de la Virgen de Dolores, dio a conocer el comité organizador y autoridades eclesiásticas del municipio.

En entrevista, el integrante del comité organizador de este festejo y sacristán de la parroquia de Acatzingo, Miguel Ángel Arellano Nava, informó que dieron inicio a las actividades religiosas y culturales, en donde miles de creyentes visitan la iglesia de la Virgen de Dolores para agradecer por todos los favores cumplidos durante el año.

“Esta festividad es la más importante para la región de Acatzingo por su antigüedad y fe católica, y ha llegado a diversas partes del estado de Puebla como del país”, destacó tras considerar que la importancia de este evento es igual a la festividad del Niño Doctor de los Enfermos en Tepeaca y el Señor de las Maravillas en la capital poblana.

Refirió que el pasado jueves 5 de septiembre se contó con la presencia de más de 2 mil personas, quienes arribaron al santuario católico ubicado en la cabecera municipal, además se llevaron a cabo las primeras 500 comuniones y confirmaciones, seguido de las misas y rezos; además, se presentaron bandas de música de viento, todo esto para venerar a la imagen de la Virgen de los Dolores.

Cabe mencionar que la Fiesta del Sudor de la Virgen de Dolores es celebrada cada 5 de septiembre; no obstante, la procesión de alfombras de aserrín se realiza la noche del 14 y parte del 15 de este mes. 

Cuenta la historia…

Por otro lado, Arellano Nava subrayó que está feria tuvo sus inicios en el año de 1609 en adoración a la Virgen de los Dolores, por parte del pueblo de Acatzingo, cuando en ese año en una esquina de la plaza principal llamada en ese entonces Real de Orizaba, que era un mesón de la señora Antonia Negreros, pasó uno de tantos peregrinos, quien le pidió de favor: que le guardara una caja de madera diciendo que la recogería a su regreso.

“(…) pero pasó el tiempo y el dueño jamás regresó; ante la curiosidad, la señora Negreros abrió dicha caja de madera donde observó dos lienzos que tenían plasmadas las imágenes de la Virgen de Dolores y el Señor Ecce Homo.

”Posteriormente, la señora Antonia Negreros colgó ambas imágenes en su sala, y que un 5 de septiembre de 1609 —fecha en que ahora se celebra la Fiesta del Sudor— se percató que el rostro de la Virgen presentaba gotas, y pensando que era por un descuido de la criada al rociar el piso, optó por secar la santa imagen, pero nuevamente reaparecieron dichas gotas en el rostro de la Virgen, suceso que divulgó con sus vecinos.

”Este hecho llegó a oídos del párroco de ese tiempo, Juan Cesatti Lozano, quien al cerciorarse de acontecimiento decidió llevarse la imagen a la iglesia para que fuera venerada”, relató Arellano Nava tras mencionar que a partir de esa fecha, la gente empezó a venerar a esta imagen milagrosa.

“Fue a través del presbítero del Cabildo Vaticano y de su santidad Pío XI concedieron a la imagen el 15 de septiembre, pero de 1924, la Corona Pontificia por los diferentes milagros realizados. La Virgen de los Dolores es una de las cuatro vírgenes que posee esta reliquia, tal es el caso de la Virgen de Ocotlán, de Zapopán y la Virgen de Guadalupe”, finalizó.