De no autorizarse un mayor techo de deuda para Estados Unidos, se corre el riesgo de una nueva contracción de la economía mundial, por lo que México requiere reactivar su mercado interno para aminorar efectos negativos y lograr un crecimiento sostenido.
Consultores Internacionales S.C. (CISC) expuso que el gobierno y el Congreso de Estados Unidos tienen hasta este 2 de agosto para lograr un acuerdo que permita solventar sus obligaciones financieras.
Advirtió que si el Congreso de Estados Unidos no llega a un acuerdo para elevar el límite de endeudamiento del gobierno, se generaría un posible impago de deuda que pondría en riesgo la dinámica de la economía mundial en el mediano plazo.
Ello provocaría fuertes distorsiones en mercados financieros y posiblemente una nueva crisis, aún más profunda de la que se vivió en 2008, afirmó la empresa de consultoría en su análisis “Estados Unidos: El posible default”.
Ante esta situación, recordó, Moody’s y Standard & Poor’s advirtieron que el país podría perder su calificación de crédito AAA, ocasionando que el gobierno eleve las tasas de interés que ofrece pagar por los préstamos para poder seguir recibiendo financiamiento.
En consecuencia, destinaría más recursos al pago de la deuda que al gasto público que le permita cumplir con sus compromisos básicos con las familias, expuso la firma.
La deuda de Estados Unidos asciende a 14.3 billones de dólares (110 por ciento del PIB), es decir, que cada habitante debería 46 mil 300 dólares, y subrayó que el excesivo endeudamiento implica la necesidad de aceptar tasas de crecimiento muy bajas por un periodo prolongado.
Además, los aumentos de impuestos y recortes al gasto, más la reducción de beneficios públicos a una buena parte de la población en Europa y Estados Unidos, generaría una recuperación muy lenta del empleo, la actividad económica y del ingreso de las familias.
CISC alertó que los efectos para México serían negativos ya que la dinámica de sus exportaciones dependen en cerca de 80 por ciento de las compras de Estados Unidos.
Explicó que si se llegara a generar una situación negativa, provocaría la baja del ingreso disponible y del consumo de la población estadunidense, que se traduce en menor demanda de productos mexicanos desde el exterior, así como la disminución de niveles de producción y capacidad generadora de empleos de la industria mexicana.
Resaltó que el hecho de que México no tenga un problema de endeudamiento excesivo ni de déficit fiscal elevado, permite a los bonos del gobierno mexicano pagar rendimientos muy atractivos respecto a los estadunidenses.
Esto le posibilita atraer inversiones para el desarrollo de la industria mediante el incremento del gasto público en estos sectores y proyectos, señaló la consultora.
No obstante, añadió, es necesario que México reactive el mercado interno mediante una industria fuerte y competitiva que permita a los sectores productivos potenciar el crecimiento económico que aseguren la fuente de empleo e ingresos que necesita la población.
No sólo para aminorar los efectos negativos que traería esta potencial nueva crisis, sino para apuntar al país en el camino del crecimiento sostenido, capitalizando las bondades de unas finanzas públicas sanas, sostuvo en su reporte.
Para lograrlo, consideró, se requiere de voluntad política y de esfuerzos para ejecutar las reformas del Estado que han quedado pendientes en la agenda económica del país.
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