El Ciclo de Conferencias Taurinas reunió a un selecto grupo de asistentes a la conferencia de Manuel Camacho, quien al abordar el tema “Fiesta brava o cultura taurina ante la UNESCO”, reconoció que hoy en día vivimos en tiempos de antitaurinísimo.

“Nosotros los taurinos hemos tenido que emprender acciones, pero acciones de reacción, es decir, hasta que sentimos que al agua ya nos está llegando a los aparejos, estamos empezando a hacer cosas,” Asimismo, explicó que ante la UNESCO “tenemos que ponderar antes todas las bondades de la fiesta brava y todo el orgullo que nos inspira; tenemos que hacer un ejercicio de autocrítica para identificar los puntos flacos y, a partir de ahí, empezar a concebir estrategias para reivindicar la fiesta brava”.

Poniendo ejemplos, Manuel Camacho indicó que hay que hacerse varias preguntas, “por ejemplo, a mí, como persona, ¿en qué me va o en qué me viene que a la fiesta de los toros se le declare patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, o que no se le declare de ninguna forma?, ¿a quién le importa el destino de la fiesta brava, a quien le debería importar y a quién le importa menos?”.

El investigador dijo que no pretende dar respuesta a estas preguntas, sino tomarlas como plataforma para una serie de reflexiones.

Además, señaló que es importante imaginar qué cómo sería el mundo si no hubiera fiesta brava, qué pasaría si en este momento se prohibiera, “el toro bravo que hoy conocemos, tal vez sería un objeto óseo, o una efigie disecada en uno de los muchos museos de ciencia natural que hay por el mundo.”

Por si fuera poco, Manuel Camacho indicó que la riqueza semántica se vería reducida sensiblemente, porque se anularía le campo al que pertenecen los conceptos “toro bravo”, “trapío”, “bravura” o “genio”.

“Los antitaurinos y los prohibicionistas, que no son los mismos, aunque estén actualmente ayuntados, padecen de una grave carencia del lenguaje, que es lo mismo a sufrir una estreches de mundo.”