El Papa Benedicto XVI afirmó hoy aquí que Cuba y el mundo necesitan cambios, "pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad".
"Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos se darán sólo si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad", subrayó.
"La verdad es un anhelo del ser humano", insistió el Obispo de Roma ante el presidente Raúl Castro y sus más altos colaboradores, así como decenas de miles de personas presentes en la emblemática plaza de la Revolución.
El pontífice alemán Joseph Ratzinger reconoció avances en la libertad religiosa en Cuba pero pidió que la Iglesia pueda predicar "tanto en la catequesis como en ámbitos escolares y universitarios".
Leyó su discurso en español desde un altar de columnas doradas y vitrales al pie del monumento al héroe nacional José Martí, en un escenario de habituales concentraciones políticas durante más de medio siglo.
Al concluir la misa, Castro subió al estrado y estrechó las manos del Papa, ataviado con la túnica morada propia de esta liturgia y sosteniendo en su mano izquierda el báculo que levantó para saludar sonriente a la multitud.
Al otro extremo de la Plaza, en las fachadas de los ministerios del Interior y de Informática y Comunicaciones, se veían los rostros esculpidos en bronce de los iconos revolucionarios Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos.
Poco antes de concluir una visita de 72 horas a la isla caribeña, dijo reconocer "con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe".
"Sin embargo, es preciso seguir adelante", porque el derecho a la libertad de cultos expresa "la unidad de la persona humana, que es ciudadano y creyente a la vez" y negó que la Iglesia este con ello reclamando privilegios.