A un año de la tragedia en el casino Royale, donde murieron 52 personas, el gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina de la Cruz, reconoció que nada será suficiente para atenuar el dolor de los deudos.

En una entrevista televisiva, el mandatario estatal sostuvo que “es un tema muy difícil que nos ha dejado marcados a todos como personas, como padres de familia, como autoridades, es algo que nos va a dejar marcados para siempre”.

“Nada de lo que hagamos va a regresar a las víctimas y entendemos el dolor y el sufrimiento de las familias”, dijo.

Admitió que “todo lo que hagamos para procurar justicia, como el desmantelamiento de la banda o el encarcelamiento de los responsables, pues jamás va a ser suficiente”, al tiempo que recalcó que “esto es algo que jamás se nos olvidará”.

Resaltó que “el compromiso es seguir fuerte en esta investigación, vamos a ir por todo contra estos criminales y vamos a estar muy atentos en el seguimiento de este caso”.

El Ejecutivo estatal informó que ha decretado luto estatal, “por decreto, las banderas mañana ondearán a media asta en todo el estado de Nuevo León”.

También manifestó que estarán muy atentos en el transcurso de estos temas de carácter legal que se están desahogando tanto a nivel federal como a nivel estatal.

“El tema de los casinos a nivel nacional es que la legislación que se tiene es una legislación muy antigua, que tiene lagunas”, expresó.

Afirmó que “los mismos propietarios o permisionarios de los casinos se valen de estas lagunas para obtener amparos a través de argucias legales”.

Consideró que “lo que urge es actualizar y cambiar esos marcos legales para poder ordenar de una vez por todas el tema de los casinos”.

“Vamos a trabajar nosotros para que en el ámbito federal se pueda cambiar esa ley”, subrayó.

Concluyó que “por lo pronto, en el ámbito estatal tenemos leyes que prohíben a los municipios dar permisos (nuevos) de uso de suelo para esa actividad”.

El 25 de agosto de 2011, presuntos delincuentes atacaron e incendiaron las instalaciones del casino Royale, donde se encontraban cientos de personas, lo que dejó 52 muertos.