El One World Trade Center, posicionado como el edificio más alto de Nueva York (que se encuentran en su etapa final de construcción), junto con otros cuatro impresionantes rascacielos, el Museo y Memorial de las víctimas del 11 de septiembre, una estación de transporte y un centro artístico, formarán parte del espacio rehabilitado en la conocida Zona Cero, que fue foco de los atentados de la red de Al-Qaeda el 11 de septiembre de 2001 y que acabaron con la vida de tres mil 17 personas.

Cerca de seis años tardaron en iniciar la reconstrucción de esta zona ubicada en el Bajo Manhattan, que quedó reducida a escombros cuando las icónicas Torres Gemelas que albergaba colapsaron tras el impacto de dos aviones comerciales, durante el doble ataque terrorista, atribuido al ultimado Osaba bin Laden.

Para la directora de la organización Voices of September 11 (Voces del 11 de septiembre), Mary Fetchet, la recuperación de este espacio representa la redención de aquellas personas que sobrevivieron al atentado, así como para los habitantes de la ciudad: “este espacio representa un importante cambio para el Bajo Manhattan, la capacidad de recuperación de las personas de la comunidad a las que afectó este atentado, además de la rehabilitación de un importante espacio destinado para el comercio y negocios”, aseguró en entrevista con Excélsior.

Con el objetivo de recuperar este espacio y crear un destacado, funcional y lujoso centro urbano, la autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, junto con diversas organizaciones y empresas privadas, trabajó en este proyecto desde su planificación y la construcción de dicho complejo nombrado “New World Trade Center”, que alojará cinco rascacielos de colosales medidas, una terminal de transportación, el Museo y Memorial Nacional de Septiembre 11 y un centro de artes escénicas.

La idea de reconstruir el corazón del distrito financiero de EU surgió después de varios meses de debate público y discusiones acerca de la mejor forma de aprovechar esta zona y honrar a las personas que fallecieron en los ataques. Finalmente, en agosto de 2002 la organización The Lower Manhattan Development Corporation propuso llevar a cabo una competencia entre arquitectos y desarrolladores urbanos sobre un plan de edificación, del que resultó ganador el diseño del reconocido arquitecto estadunidense Daniel Libeskind.

Por otra parte, a través de una convocatoria internacional se eligieron los responsables del diseño de cada uno de los edificios que conformarían la plaza, entre los que resultaron elegidos David M. Childs, Richard Rogers y Santiago Calatrava, por mencionar algunos.

Para los primeros meses de 2006 se encontró lista esta zona para arrancar con la construcción de los proyectos.

Aún no concluyen la construcción del One World Trade Center y este gigante de acero ya sobresale de entre todos los edificios de Nueva York.

El One World Trade Center está cubierto por paneles de vidrio capaces de soportar la presión del aire al que suelen estar sometidos los edificios de esas magnitudes, pero en su cúspide aún se puede observar la estructura metálica en la que el 16 de junio de este año fue colocada la última viga de acero que la conforma, la cual fue firmada por el presidente de EU, Barack Obama, y su esposa, Michelle, con la frase: “recordamos, reconstruimos y somos más fuertes”.

Alcanza 1776 pies de altura (541 metros), cifra simbólica para los norteamericanos debido a que fue precisamente ese año cuando EU se independizó del imperio británico. Sus 104 pisos la convierten en la más alta de la nación del norte y su base de 60.96 metros cuadrados recuerdan las medidas originales de las Torres Gemelas.

De acuerdo con el estudio arquitectónico de Skidmore, Owins & Merrill LLP, encargado del diseño de la torre, éste resulta ser simple y funcional: “nace de una base cúbica, pero a lo largo de su estructura se transforma en ocho triángulos isósceles alargados, los cristales que la recubren dan la impresión de un caleidoscopio que cambiará con la luz del día y las condiciones climáticas”, expresó a través de un comunicado.

Las medidas de seguridad fueron una parte clave para la construcción que, de acuerdo con dicha investigación, no sólo se encuentra apegada al código de seguridad de Nueva York, sino que será referencia en estándares de la construcción de rascacielos. Para permitir la evacuación óptima del edificio se instalaron escaleras de grandes dimensiones conectadas con las puertas de evacuación. Destaca también la capacidad del edificio para la extinción de incendios a través de múltiples sistemas de iluminación de emergencia y rociadores de agua.

La reconstrucción del WTC se encareció en tres mil 800 millones de dólares en los últimos cuatro años, con lo que ahora se calcula que el coste final será aproximadamente de 14 mil 800 millones de dólares.

Otra característica importante es su diseño sustentable que tiene el objetivo de incorporar estrategias que permitan la conservación de energía y agua, que incluyen un sistema para recolectar agua de lluvia, una planta de luz que contribuye al uso de 20% menos de energía y paneles de vidrio que maximizan la luz.

Inicialmente el edificio sería nombrado Freedom Tower, sin embargo, se decidió renombrarlo como One World Trade Center, por considerarlo un nombre más representativo.

Su inauguración ha sido pospuesta en constantes ocasiones y hasta el momento se ha comentado que el edifico estará listo para finales de 2013.

El Museo y Memorial para las víctimas de los atentados está rodeado de rascacielos y árboles.

Este recordatorio de los atentados se encuentra cubierto por laminas de bronce que contienen inscritos los nombres de las tres mil 17 personas que murieron en los atentados en Nueva York, en el Pentágono y Pennsylvania.

De acuerdo con Fetchet, las cascadas, calificadas como las más grandes hechas por el hombre en EU, representan la memoria histórica de los estadunidenses y un punto clave de la recuperación de este lugar.

“Forma parte de la esencia de la ciudad y de cada americano, al llegar a este sitio, y a pesar de que se encuentra en medio de una ciudad muy ruidosa y siempre ocupada, se puede sentir una paz y silencio interior”, comentó Fetchet, quien perdió a su hijo de 24 años durante el ataque.

El diseño de las piscinas estuvo a cargo de los arquitectos, Michael Arad, Perter Walker y Davis Brody Bondy y fueron inauguradas el año pasado, justo una década después del martes negro.

Por su parte, el Museo Nacional 11 de Septiembre albergará varias exposiciones encargadas de documentar los ataques con material audiovisual que ayudaron a recolectar organizaciones, artistas, el gobierno de la ciudad y familiares de las víctimas.

Al respecto, Fetchet comentó: “nosotros fuimos parte de las organizaciones que ayudamos con algunas de las exhibiciones que se van a incorporar en el museo, recolectamos 17 mil fotografías para una de las exposiciones, fue un proceso largo en el que primero localizamos a las familias, y les pedimos que nos contaran su historia y nos proporcionaran fotos, las colocamos en un archivo digital y las compartimos con el museo”.

Agregó que se siente orgullosa del trabajo tan arduo que representó la búsqueda, ya que laborar en el aspecto humano de una tragedia como ésta no siempre es fácil: “creo que jugamos un papel muy importante en el contacto que establecimos con las familias y el museo para poder contar estas historias”.

El complejo no estaría completo sin las cuatro torres restantes que lo conforman; con menores proporciones al One World Trade Center estos rascacielos cuentan con diseños distintos, pero mantienen las estrictas medidas de seguridad y construcción.

Entre los creadores que estuvieron a cargo de la edificación de éstas podemos mencionar a las firmas Kohn Pederson Fox, Maki and Associates y Foster and Partners.

Por último, pero no menos importante, se encuentra la estación de transportación y el centro de artes que complementan la rehabilitación de la zona, la primera se planea estará lista para la segunda mitad de 2014, mientras que para el centro artístico aún no da inicio su edificación.