El director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, sostuvo que la reforma energética que propone el gobierno es nacionalista y de claro beneficio para los mexicanos, por lo que de aprobarse, se contará con más fuentes de empleo y combustibles, como la electricidad, con precios más baratos.
El funcionario destacó que esa reforma debe ser a fondo, con cambios en la Constitución, a efecto de revertir el franco deterioro en la producción de energía, principalmente petróleo y sus derivados, recursos en los que México tiene gran riqueza pero va en camino de convertirse en un importador neto de hidrocarburos.
Lozoya hizo notar que esto ha sido entendido por las principales fuerzas políticas del país (PRI, PAN y PRD), que en sus iniciativas de reforma coinciden en dos aspectos básicos: los recursos energéticos deben continuar como propiedad de la nación y de otro lado, en la urgencia de renovar y modernizar Pemex, que es la principal empresa del país.
Enfatizó en que el proyecto de reforma enviado por el gobierno del presidente Enrique Peña al Congreso no altera en nada la propiedad de los recursos energéticos ni de la renta petrolera, que seguirán siendo del Estado, al tiempo que Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), continuarán como organismos rectores y dominantes en sus respectivos campos de actividad, sólo que con una transformación profunda en sus formas de operación.
Para el efecto es necesario abrir tanto a Pemex como a la CFE a la inversión extranjera, a fin de contar con el capital y la tecnología que se requieren para revertir la desfavorable situación que se tiene en términos productivos y que permitiría desarrollar proyectos con riesgos compartidos, otorgando un porcentaje de cinco a cincuenta, dependiendo de la rentabilidad y la dificultad de cada uno de ellos.
Lozoya Austin aclaró que esto no implica que la renta petrolera, es decir los beneficios que obtiene el Estado de la explotación de energéticos, a través de los impuestos que se entregan al gobierno, tenga que cambiar de manos, pues seguirá siendo íntegramente de los mexicanos para dar un claro impulso a la economía en su conjunto, que de entrada crecería en uno por ciento, generando con ellos medio millón de empleos y más oportunidades de negocios para todo tipo de empresas, especialmente medianas y pequeñas.
También comentó que se respetará la autonomía sindical, siempre velando porque los intereses del “sindicato estén alineados con los intereses de la empresa, tal y como ha venido ocurriendo en las últimas décadas”.
Dijo que la reforma requiere cambios de fondo para que no se quede corta, como la de 2008, en la que no se modificó la Constitución y no se pudo frenar el deterioro productivo del país en la generación de petróleo y sus derivados, al grado que a la fecha, México ha reducido sus ventas de crudo al exterior, al tiempo que se ha convertido en un importador neto de gasolinas y otros petrolíferos.
Consecuentemente, enfatizó el funcionario, el país requiere mayor inversión para extraer gas y petróleo, para darle valor a la cadena de refinación, convertirlo en gasolina y diesel a efecto de reducir los 20 mil millones de dólares anuales que se importan en productos petroquímicos, que también derivan de una baja generación de fertilizantes.
En cuanto a los tiempos de aprobación para la reforma energética, Lozoya Austin los ubicó en los 120 días de este año, que el presidente Peña Nieto, estableció como decisivos para sacar adelante en el Poder Legislativo, los cambios de fondo que en materia legal requiere el país y que harán de México un fuerte competidor a escala global en beneficio de sus ciudadanos.