A pesar de que la contaminación del aire proviene de diversas fuentes, el sector transporte es uno de los grandes emisores de contaminantes, sobre todo en cuanto a material particulado, siendo los compuestos orgánicos volátiles (COV) y óxidos de nitrógeno (NOx), los dos precursores de ozono.
Un estudio realizado por el Centro Mario Molina (CMM), señala que esta afirmación toma mayor importancia debido a que el transporte mantiene una tendencia creciente. Es decir, en solamente 22 años (del 1990 al 2012) los vehículos en la Zona Metropolitana del valle de México (ZMVM ) pasaron de menos de tres millones a más de cinco millones.
La región ha experimentado, en los últimos veinte años, una mejora significativa en la calidad del aire. Sin embargo, los niveles de ozono y partículas exceden las normas nacionales e internacionales de calidad del aire; “durante más de cien días en 2013 los habitantes de la ZMVM estuvimos expuestos a niveles por encima de la norma diaria para estos contaminantes”.
El estudio precisa que el cuidado de la salud pública debe ser un tema prioritario, tanto para las políticas públicas instauradas por el gobierno como para las acciones diarias que llevamos a cabo como ciudadanos. La mala calidad del aire tiene efectos adversos en la salud, lo que resulta en problemas económicos y sociales de alto impacto.
La cercanía a las emisiones vehiculares es un factor de riesgo latente y es imperante contar con un esquema integral a nivel metropolitano que incluya medidas de control responsables como la optimización del transporte público y el control vehicular.
La Zona Metropolitana del valle de México (ZMVM) es la más contaminada del país en términos de ozono y la cuarta en cuanto a partículas suspendidas PM10.
La exposición a la contaminación atmosférica es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el principal factor de riesgo ambiental en el mundo, afectando especialmente a los adultos mayores, niños y niñas, personas de bajos estratos socioeconómicos y deportistas.
En México, las muertes prematuras asociadas con la contaminación atmosférica aumentaron de 17 mil en 2005 a más de 21 mil en 2010. En el caso de las partículas suspendidas, al penetrar en los pulmones pueden llegar al torrente sanguíneo, lo que provoca problemas cardíacos, asma e infecciones en vías respiratorias inferiores.
Asimismo, la población infantil se ve sumamente afectada, pues la exposición a largo plazo de material particulado muestra una clara relación con un déficit en el crecimiento pulmonar de niñas y niños en edad escolar.
El (CMM) también considera que la flota vehicular que más contamina son los automóviles mayores a 20 años de edad, que por sus características de fábrica no cuentan con convertidores catalíticos, instrumentos básicos para reducir la contaminación.
La contaminación representa un elevado costo para la salud pública, pero esta no es la única consecuencia generada por el uso de vehículos y las emisiones que generan; existen otras externalidades que impactan negativamente a la sociedad. El número de autos en la ZMVM también afecta el congestionamiento y esto repercute en los tiempos de traslado, los cuales son mayores a una hora por usuario en promedio.
En este sentido, el uso del transporte público, que utiliza cerca del 75 por ciento de la población, se vuelve determinante para asegurar la salud pública. Sin lugar a duda, es imperante que se mejore la eficiencia, calidad y oferta de este modo de transporte en la ZMVM a fin de disminuir el congestionamiento y de reducir las emisiones contaminantes.
Más de dos tercios de los 22 millones de viajes diarios se realizan en transporte público y el 65 por ciento de los usuarios considera que la calidad del servicio es pésima o mala.
Enfatizamos que la mala calidad del aire representa un riesgo severo a la salud de toda la población. El peligro de las emisiones provenientes del sector transporte sobre la salud humana no es evidente a simple vista; sin embargo, de la misma manera en que la sociedad no permitiría que un vehículo sin frenos circulara por la ciudad, es necesario evitar la circulación de vehículos contaminantes que representan de igual forma un riesgo latente y creciente para todos.
Disminuir las emisiones contaminantes y mantener los niveles establecidos por normas y recomendaciones nacionales e internacionales solo será posible si se llevan a cabo múltiples medidas dentro de un esquema integral a nivel de la Megalópolis.
Es por esta razón que el programa Hoy No Circula (HNC) no puede funcionar de manera aislada y debe aplicarse conjuntamente con iniciativas como la ampliación y el mejoramiento del transporte público, con políticas que garanticen la movilidad de las personas, con el mejoramiento de la calidad de los combustibles, con un plan conjunto de la Megalópolis orientado al transporte, y con un desarrollo urbano compacto sustentable que privilegie a los peatones y al transporte limpio.
Dada la evidente implicación de las fuentes móviles en las emisiones, se han implementado medidas para mejorar la calidad del aire en la ZMVM. Recientemente se anunciaron dos de éstas: 1) la homologación de la verificación vehicular, en la cual los vehículos de las entidades que conforman la Megalópolis tendrán reglas comunes; y 2) la actualización al programa Hoy No Circula (HNC), que tiene como objetivo principal reducir la contaminación por medio de la renovación de la flota vehicular y evitar la circulación de vehículos que no cuentan con sistemas de control de emisiones.
La actualización del programa HNC, por parte del Gobierno del Distrito Federal y del Estado de México obedece a la imperante necesidad de atender la creciente amenaza de la contaminación atmosférica en la ZMVM, así como de proteger a las más de 20 millones de personas que aquí habitamos. Sin embargo, la aplicación de este programa de manera aislada no resuelve el problema de la contaminación atmosférica; es una de múltiples medidas necesarias dentro de una estrategia integral para garantizar el bienestar y la salud de la población.
El HNC ha evolucionado a través de los años y se ha optimizado a fin de lograr su objetivo principal: disminuir la contaminación del aire. La encuesta realizada por el Centro Mario Molina (CMM) en 2013 indica que, ante la restricción vehicular, el 64 por ciento de las familias encuestadas decide utilizar el transporte público, contra únicamente un 5 por ciento que decide comprar un auto adicional. No obstante, este efecto se ve contrarrestado con la renovación de la flota, puesto que el parque vehicular de la ZMVM es, en promedio, cuatro años más moderno que en ciudades comparables como Monterrey y Guadalajara, concluye el análisis.