Ante la posibilidad de que un “enjambre sísmico”, un conjunto de temblores pequeños que pueden ser imperceptibles para el ser humano, puedan hacer crecer un volcán, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) manifestaron su preocupación. 

Esto ocurre luego de que se registrarán más de 4 mil 102 sismos desde enero de 2020 a la fecha en Michoacán, región que destaca por su actividad volcánica. 

El investigador del Instituto de Geofísica (IGEF) y actual director del Centro de Estudios Mexicanos (CEM) UNAM-Costa Rica, Carlos Valdés González, explicó la importancia de monitorear y vigilar los enjambres sísmicos, pues “son uno de los precursores del nacimiento de un nuevo volcán”. 

Aunque para que “ocurra una erupción volcánica o el surgimiento de un coloso, se requiere actividad sísmica, deformación del terreno, emisión de gases, manifestaciones hidrotérmicas y alteraciones visibles”.

En su intervención, Denis Xavier Francois Legrand, investigador del IGEF, dijo que aunque la ocurrencia del enjambre sísmico “es una condición importante, no es la única para el surgimiento de un nuevo volcán”, por ello la importancia de su monitoreo constante. 

“Suponemos que estos enjambres están asociados al movimiento de magma, pero no siempre llegan a la superficie. Estos enjambres aparecieron en 1997, 1999 y 2006, y no llegó el magma a la superficie. Tal vez pasa lo mismo ahora, por lo que es muy importante seguir vigilándolos”, expuso.