Mientras la economía de Estados Unidos se resiente por los efectos de la guerra comercial impulsada por el presidente Donald Trump, trabajadores del sector automotriz como James Benson Jr. respaldan plenamente las medidas arancelarias, aunque eso implique sufrimiento económico a corto plazo.

Benson, con 26 años ensamblando autos para Ford, asegura que tras décadas viendo cerrar plantas y perder empleos ante la competencia extranjera, los aranceles de Trump son “la mejor oportunidad” para recuperar la fortaleza manufacturera del país. Pese a haber sido demócrata y votar dos veces por Barack Obama, ahora apoya firmemente al presidente republicano y alienta a sus compañeros del sindicato United Auto Workers (UAW) a hacer lo mismo.

Los datos económicos, sin embargo, muestran señales preocupantes: en el primer trimestre de 2025, la economía estadounidense se contrajo por primera vez desde 2022, el tráfico marítimo se desaceleró y empresas como General Motors advierten que sus ganancias se erosionarán. Solo en abril, se perdieron 4,700 empleos en el sector de fabricación de vehículos.

A pesar de ello, figuras como Brian Pannebecker, trabajador jubilado de Chrysler y fundador del grupo “Trabajadores Automotrices por Trump”, insisten en que las comunidades golpeadas durante décadas están dispuestas a aceptar estas disrupciones.

“No me importa si estamos en transición durante un par de años”, declaró Pannebecker, quien apareció junto a Trump en un mitin reciente en Michigan, donde el presidente aseguró que su prioridad es defender a la clase media y no a Wall Street.