Con los ojos en el 2012, la presentación en sociedad de la Fundación Isidro Fabela en Puebla logró lo impensable.
La reunión del agua y el aceite. El encuentro —sin un jerarca tricolor en Casa Puebla— de las antagónicas corrientes del tricolor en torno al ingeniero Arturo Peña del Mazo, presidente nacional de la Fundación Isidro Fabela.
Hasta el excandidato del PRI, Javier López Zavala, buscó los reflectores de la agrupación próxima al aspirante Enrique Peña Nieto.
El restaurante del Presidente Intercontinental por la mañana se volvió un típico desayunador político.
Alberto Amador Leal, Guillermo Jiménez Morales desayunaron acompañados de Julián Haddad.
Más tarde —ya con el ánimo templado— los priistas pasaron lista con Jiménez Morales y Arturo Peña del Mazo.
Al presentar la fundación, el exgobernador de Puebla, Guillermo Jiménez, advirtió sobre los riesgos de un Estado fallido en nuestro país: “somos mexicanos que no queremos ser parte de un Estado fallido, sino ciudadanos empeñados en ayudar a construir un Estado eficaz que fomente el desarrollo”.
El exgobernador poblano dejó huella entre los priistas con esa oratoria digna del siglo pasado con referencias a la historia, a los próceres del priismo y a la patria.
"Desde esta tribuna de nuestra asociación, hacemos un llamado limpio y claro, a quienes quieran acompañarnos en esta ardua tarea de reconstruir el tejido social de la Nación para vivir en un país, en donde, a muy corto plazo podamos vivir en paz ¡todos!, esto es, sin distinción de posiciones políticas, económicas y sociales."
En el mismo sentido, el representante en Puebla de la Fundación Isidro Fabela, Alberto Amador Leal, descartó que la agrupación intente sacar dividendos políticos o posicionar a figuras para el 2012.
Amador Leal afirmó que la fundación tiene como propósito crear una nueva cultura política. Con un discurso institucional, Amador Leal planteó que la fundación realizará aportaciones al proceso de la alternancia.
Cuando las intervenciones corrían a la monotonía, una mujer priista solicitó a sus correligionarios que se abordara el tema del aborto y la equidad en los salarios de las mujeres.
Arturo Peña del Mazo abordó con soltura los problemas del país. El político mexiquense disertó lo mismo sobre los valores de la juventud que sobre la trascendencia de la filosofía, la política y la cultura; y en un momento abordó —con tosudez— de un priista esotérico a Jesús, los valores de los jóvenes y hasta las pirámides de Tenochtitlán.
Al acto asistieron el dirigente estatal del PRI, Juan Carlos Lastiri Quirós; el líder de los priistas en la cámara, José Luis Márquez y el diputado Enrique Doger Guerrero.
También exlegisladores como Jorge Ruiz Romero, Luis Alberto Arriaga Lila, Pablo Fernández del Campo, Rocío García Olmedo, o zavalistas del sexenio pasado como el exsecretario Darío Carmona, y hasta líderes del sector popular como Felipe Neri o Carlos Morales, entre otros.
El escenario central lo compartieron el excandidato López Zavala, el exgobernador Jiménez Morales, el mexiquense Peña del Mazo y Alberto Amador Leal.
Pero los priistas, en pleno futurismo, buscaban el espaldarazo del ingeniero Peña del Mazo, a quien no dejaban ni a sol ni a sombra.

La fundación no busca raja política
En su intervención, el exgobernador Guillermo Jiménez Morales delineó los rasgos de la Fundación Isidro Fabela en Puebla y su misión en la entidad, con esa oratoria digna del priismo ilustrado del siglo pasado: “somos una asociación civil con una clara y categórica definición cultural, y por ello estamos abiertos a todas las posiciones filosóficas, doctrinarias o teóricas, que mantengan como común denominador a México, y su deseo de contribuir desde la posición personal que cada uno sostenga, como individuo y como ciudadano, en otras esferas del quehacer colectivo, a ese esfuerzo que es ya ineludible que se haga”.
El exgobernador manifestó a los asistentes que la agrupación está abierta a distintas corrientes políticas y filosóficas: “en esta asociación civil, aceptamos todos los puntos de vista, todas las opiniones que contribuyan a dar contenido práctico, eficiente y a corto plazo a este esfuerzo común que hoy iniciamos. Todas las ideas y propuestas serán aceptadas y discutidas siempre con el propósito de llegar a consensos para su viabilidad.”
El político oriundo de Huauchinango descartó que la fundación sea un trampolín político: “en nuestra organización no cabe la frustración ni el desaliento, tampoco es un sitio para buscar dividendos.”
Guillermo Jiménez Morales apuntó que la búsqueda y la construcción de la paz es el principal reto del país en estos momentos: “desde esta tribuna de nuestra asociación, hacemos un llamado limpio y claro a quienes quieran acompañarnos en esta ardua tarea de reconstruir el tejido social de la Nación para vivir en un país, en donde, a muy corto plazo podamos vivir en paz ¡todos!, esto es, sin distinción de posiciones políticas, económicas y sociales. Simplemente, porque ¡todos somos mexicanos!
”Queremos respeto a nuestras personas y a los bienes que cada quien obtenga, producto de su esfuerzo y su trabajo legítimo, legal y válido. Respeto a nuestras diferencias, a nuestras diferentes maneras de ver y de vivir la vida.
”Queremos vivir en una Nación con oportunidades para todos. Con respeto a todas las personas, a su manera de pensar y de trabajar, sin fijarnos en el color de su piel o en sus credos.”
Con el ánimo en alto y modulando la voz, quizás Jiménez Morales regresó a los años en los que ejerció plenamente el poder en el estado, y ante los priistas (que han oscilado entre la confusión, el desánimo y la genuflexión ante el nuevo gobernante poblano), el exgobernador tomó las riendas de la reunión y advirtió: “desde nuestra posición muy digna, de ciudadanos concientes de nuestro tiempo, expresamos que somos mexicanos que no queremos ser parte de un Estado fallido, sino ciudadanos empeñados en ayudar a construir un Estado eficaz que fomente el desarrollo, y que hemos escogido como arena de nuestras luchas, el fomento a la cultura, porque creemos que sin cultura no hay patria ni patriotismo.”