En su visita por San Sebastián de Aparicio, mujeres de etnias indígenas demandaron ante funcionarios de gobierno estatal no dejarse engañar por los extranjeros: “No sé por qué cuando vemos a un extranjero, nos emocionamos y decimos, ay, está guapo”.

La misma señora que describió el deslumbramiento ante los fuereños también narró el malinchismo local:

“Cuando vemos a una persona del pueblo vestido humildemente, le decimos, ay no, guácala, fuchíle, entonces hay que saber de dónde venimos.”

Otra mujer de origen mazateco, le espetó las bondades del programa de alfabetización cubano al secretario de gobierno y a su equipo: 

“Con el proyecto cubano, llegan los cubanos a enseñarnos a ser solidarios con poco sueldo.”

Y una tercera mujer criticó ante autoridades de la SEP, como el subsecretario, Víctor Manuel Barceló, la desaparición de la filosofía del bachillerato. El funcionario respondió a la crítica educativa con galimatías: “Todo está en revisión como es la vida humana.”

Con mayor sagacidad, el secretario de gobierno, se sintió a sus anchas, para ganarse el corazón de las mujeres y jóvenes de San Sebastián Aparicio con modismos ad hoc. 
—Se siente padre estar aquí.

Y también lanzó su propio elogio entre historiográfico y antropológico a las comunidades indígenas.

—Tenemos que pensar que cuando llegaron los españoles éramos pueblos muy avanzados. Incluso aquí eran centros de sabiduría, eran centros de entrenamiento…

De visita por San Sebastián Aparicio promoviendo la lectura, el secretario de gobierno, Fernando Manzanilla Prieto halló voraces lectores.

Las jornadas de lectura le permitieron al funcionario de la Secretaría de gobierno escuchar “espontáneas” porras y leer cartulinas con leyendas agradeciéndole su presencia en la comunidad cercana al centro de la ciudad —en menos de 20 minutos se llega al corazón de San 
Aparicio— pero desigual en desarrollo y servicios públicos con otras áreas de la ciudad.

Para la presencia del secretario a la junta auxiliar no hubo tacañerías: una zona VIP para los invitados especiales, unas pantallas de LEDS y provisionales baños portátiles Sanirents para el auditorio.

—¡Manzanilla, Manzanilla, Manzanilla!— le gritó una primera hilera de espontáneos, integrantes de comités de paz y corresponsabilidad.

Para los avezados y noveles lectores que acompañaron al funcionario estatal hubo un cálido recibimiento.

Para el auditorio de señoras y niños que escucharon de viva voz los relatos del escritor Mauricio Montiel Figueiras, quien leyó su cuento para niños Señor Fritos, una fábula infantil en contra de la obesidad donde hubo tamales de chile, de raja, verdes y de dulce; unos 6 tambos de tamales para los entusiastas asistentes de los promotores de la lectura de la Secretaría de Gobierno. Y también libros, de la editorial Sexto Piso y Servicios de Salud.

En el evento, el secretario de Gobierno anunció a los pobladores de esa junta auxiliar que el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, ya había girado instrucciones para que a la brevedad se remodelara el “Centro Histórico” de la junta auxiliar de San Sebastián de Aparicio.

El memorable encuentro entre el secretario de Gobierno y los habitantes de la junta auxiliar demostró las dotes emergentes del funcionario estatal como promotor de la lectura y maestro de ceremonias.

Manzanilla Prieto quiso verse relajado y ajeno al porte umbroso de funcionario de gobierno de primer nivel.
Bajó del templete y entregado a su “Misión Cultural”, el funcionario de marras tomó el micrófono y quiso conducir de manera afable y cercana a los habitantes una sesión de preguntas y respuestas.

Un ciudadano de las primeras sillas del sector izquierdo del auditorio levantó la mano. Apenas alcanzó a balbucear una petición, el secretario se sintió interpelado y le indicó tajante que se trataba de una “jornada de lectura”, y que su petición debía conducirse por otros cauces.

Una mujer oaxaqueña, oriunda de Teotitlán del Camino, de donde dijo fueron los “hermanos Flores Magón”, le recordó al secretario que “con poca paga” se había implementado ya una jornada de alfabetización en San Sebastián Aparicio hace algunos años siguiendo el modelo de alfabetización cubano.

Las palabras de la mujer oaxaqueña, que orgullosamente dijo haberse formado en ese proyecto y haber terminado su preparatoria, con voz firme habló de las bondades de la lectura; quizás la cita al paradigma cubano de alfabetización cayó como balde de agua fría ante los adustos miembros del presídium que escuchaban al auditorio de la junta auxiliar sentados en los cómodos silloncitos estilo lounge.

“Con el proyecto cubano, llegan los cubanos a enseñarnos a ser solidarios con poco sueldo. Yo sé leer y escribir, llegué hasta la ‘prepa’, pienso por eso que la gente tiene muchas limitaciones, aún en Cuba, donde hay gente muy preparada. Si un poquito de eso los gobernantes dieran”, señaló en español la hablante de mazateco.

“Yo de ahí soy. Hay que alentarnos también, hay programas del INEA, de la gente que quiere seguir aprendiendo, hay que pensar en nosotros, ustedes como madres, que no tienen oportunidades de mejor calidad de vida es porque no se acercan a un libro”, animó la mujer indígena a las demás mujeres.

Cuando aún no se reponían los promotores de la lectura de la mención a la isla cubana, una estudiante de preparatoria cuestionó con argumentos y sin merodeos el por qué se había retirado la materia de filosofía del bachillerato.

“México es un gran país. Yo conozco su historia. No sé por qué cuando vemos a un extranjero, nos emocionamos y decimos, ‘ay, está guapo’. Y cuando vemos a una persona del pueblo vestido humildemente, le decimos, ‘ay no, guácala, fuchíle’, entonces hay que saber de dónde venimos. Y cuando los españoles nos encontraron, ya veníamos en taparrabos, y ya teníamos muchos años de historia, y a mí me gusta mucho la historia mexicana de nuestros antepasados, de nuestros reyes, de nuestros embajadores, a mí me gustaría que no nos sobajáramos como mexicanos y agacháramos la cabeza diciendo somos de México, yo soy mexicana y tengo las raíces muy bonitas.”

Fernando Manzanilla Prieto, también ensalzó el pasado indígena con un guiño cósmico:

“Nos autolimitamos. Pensamos que somos poco y nos hacemos poco y cuando pensamos que somos poco realmente nos hacemos poco. 

Tenemos que pensar que cuando llegaron los españoles éramos pueblos muy avanzados. Incluso aquí eran centros de sabiduría, eran centros de entrenamiento, de pensamiento progresivo para una filosofía de la vida, hay mucha sabiduría en el pueblo ancestral mexicano. 

Fuimos grandes, y fuimos muy grandes y podemos nuevamente ser grandes. Porque en el origen teníamos muchas cosas muy avanzadas, muy padre. ”

Otra mujer agradeció las jornadas de lectura:

“Porque la verdad nosotros como padres a veces tenemos los valores, a veces porque trabajan. Entonces a veces las mamás no tienen el tiempo a ellas hay personas que son madres solteras, un grupo están estudiando, en los libros vemos muchas cosas, vamos a seguir trabajando, porque hemos perdido muchos valores. Yo les quiero dar gracias a usted y al gobernador, porque están tomando en cuenta a toda la niñez. Muchas gracias.”