El manejo de las finanzas estatales “palomeado” por las acreditoras internacionales se refleja en que no se ha cerrado la brecha de la pobreza y la desigualdad en el estado de Puebla.

Además, la administración estatal, al tiempo que ha caído su gasto en infraestructura, echa mano de mecanismos de opacidad como los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS), que impactan en la economía estatal como una forma de deuda disfrazada acentuando la disparidad ante la incapacidad de no depender tanto de los recursos federales ni de la industria automotriz en la economía del estado, advierte Alejandro Chávez Palma, economista de la UAP.

Todas estas decisiones erróneas en materia económica se ven reflejadas en indicadores nacionales como el del Coneval, que colocan a la entidad entre las más pobres del país.

“Es decir —afirma el economista de la UAP Alejandro Chávez Palma—, el destino del gasto en Puebla, a pesar de las revisiones de las acreditadoras, no está dirigido a frenar la marginación y la pobreza.”

Además, Chávez Palma critica que se esté destinando el gasto público hacia obras suntuarias.

Para el economista de la UAP Alejandro Chávez Palma, el crecimiento de la pobreza en Puebla se debe, entre otros factores, a una medida muy importante: la caída en los recursos que se destinan en infraestructura, según se desprenden de los presupuestos estatales, en la partida correspondiente. Ya que, mientras rubros como servicios personales se mantienen muy elevados, el gasto en infraestructura decae.

“La administración estatal alardea que en 2012 Puebla se encuentra entre las entidades con mayor crecimiento económico. Pero lo que no se dice es que la mitad del PIB de Puebla se genera en la Volkswagen, y eso nada más reportando las ventas y los activos, pero faltan las utilidades; seguramente con este dato se llegaría hasta 60 por ciento, porque es un dato no disponible.”

Los ingresos federales —de los cuales depende en 89.6 por ciento de los ingresos que dependen de la Federación— siguen aumentando la dependencia, y por el lado de los gastos sigue habiendo recortes presupuestales.

A pesar de que diversas calificadoras internacionales han puntuado positivamente el manejo de las finanzas del estado de Puebla, el economista advierte que esos documentos no permiten darse una idea de las finanzas en el estado y que no se trata de verdaderos documentos de análisis, sino apenas de documentos de contabilidad.

“Se trata de reportes que son más contables que de análisis, porque lo que no se está discutiendo es la manera en cómo se está manejando el gasto, es decir, a qué áreas o rubros y bajo qué criterios se están manejando los recursos públicos para revertir rezagos ancestrales de inequidad y de pobreza”, señala el economista.

Para el economista, la dependencia estructural del Producto Interno Bruto (PIB) del estado de Puebla, de los ingresos estatales, coloca en una posición frágil a la economía del estado porque no se desarrollan otras ramas de la industria.

“A esto se suma la llegada de Audi, que profundiza este mecanismo de dependencia de la economía de Puebla al mercado automotriz, sin que despeguen otras áreas de la economía que también inciden en miles de poblanos, como el sector agrícola y agropecuario —estima Chávez Palma—, a los que no se está invirtiendo para lograr un desarrollo a corto y mediano plazo, sino que se están proporcionado paliativos a través de una política asistencial, sin desarrollar las regiones agrícolas del estado.”

A juicio del especialista, es grave la manera en cómo se destina el gasto público en Puebla porque no se orienta a reactivar el gasto en infraestructura, rubro que viene cayendo desde mediados de la pasada administración estatal y que no se ha recuperado en esta administración: “Esto se ve reflejando en los niveles de bienestar a pesar de que el gasto social por división funcional es más de la mitad. Eso significa que hay una mala administración. El principal rubro en la cuenta pública es el de la inversión, inversión en infraestructura, en obra pública y, como vemos, se ha dedicado a obras de relumbrón y existe opacidad”.

Chávez Palma advirtió en el análisis de la cuenta pública de 2011 esta tendencia. El gobierno estatal gasta en el rubro de servicios personales y de nómina cinco veces lo que gasta en desarrollo e infraestructura de la inversión pública. “Es decir —recuerda el economista, con cifras en mano—, a la burocracia estatal se le destina el presupuesto de los poblanos. En el análisis de las cuentas públicas de 2011 en el rubro de obra de inversión pública y acciones de fomento estatales en 2011 erogaron únicamente 3 mil 580.6 millones de pesos de los 56 mil 998.1 de los egresos del gobierno de Puebla”.

En términos porcentuales, esto representa que en el gasto en obra de inversión pública y acciones de fomento estatales representa apenas 6.3 por ciento de los egresos del gobierno estatal. Este porcentaje, de manera histórica con otras administraciones estatales, es menor a lo gastado en obra de inversión pública. Para poner un ejemplo, en el último año de gobierno de la administración pública de Mario Marín Torres —en el año 2010— gastaron 6 mil 733 millones 444.5 pesos, lo que representa 12 por ciento de los egresos.

La tendencia de la proporción de gastos de inversión, gastos de capital y acciones de fomento al desarrollo ha venido disminuyendo de modo drástico desde 2007.

Chávez Palma señala que la estructura de la dependencia de los ingresos locales y los federales se conserva, por lo que la administración estatal de Rafael Moreno Valle buscó nuevas maneras de financiamiento debido a que hay incapacidad para aumentar los ingresos propios. “La estructura fiscal apunta al centralismo hacendario pero ahora ocupa mecanismos propios para realizar obras en opacidad, como los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS), que no son más que una deuda pública disfrazada”, advierte el economista.