La Procuraduría de Puebla (PGJ) respaldó su tesis de exculpar a policías estatales de la muerte del niño José Luis Tehuatlie Tamayo por medio de la División Científica de la Policía Federal, organismo que conformó y estuvo a cargo de Facundo Rosas Rosas durante su paso por el Gobierno de la República.

Este martes, el procurador general de Justicia, Víctor Carrancá Bourget, dio su versión de los hechos registrados en el enfrentamiento de San Bernardino Chalchihuapan, exculpando a los elementos estatales bajo el mando de Rosas Rosas.

Pero lo hizo al lado de Rubén Hernández Hernández, titular de la División Científica de la Policía Federal, organismo conformado en tiempos del entonces secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.

Cuando fue creada el área de la Policía Federal, en noviembre del 2009, el actual secretario de seguridad en Puebla, Facundo Rosas, fungía como comisionado general de la Policía Federal, cargo que tuvo desde junio de ese mismo año hasta el 2012.

Lo anterior quiere decir que Facundo Rosas tuvo a su cargo a la División Científica de la Policía Federal poco menos de tres años, en la que, según algunas fuentes consultadas por este medio, dejó amigos, contactos y compromisos.

Es importante señalar que la llamada Policía Científica hasta mayo del 2013 no había certificado a sus 24 laboratorios de especialidades en criminología, por lo que sus indagatorias científicas carecían de credibilidad al no sujetarse a procedimientos internacionales.

Sin embargo, la PGJ realizó las indagatorias técnicas y científicas del enfrentamiento del 9 de julio en San Bernardino Chalchihuapan junto a la División Científica, a pesar de sus vínculos con Facundo Rosas, encargado del operativo donde presuntamente se violaron derechos humanos.

Estas indagatorias o experimentos determinaron que fue una onda expansiva y pedradas lo que provocó las lesiones al niño José Luis Alberto Tehuatlie y las de los demás heridos, y exculpa a los elementos de la Policía Estatal Preventiva.

La intervención fue de 12 especialistas de la Coordinación de Criminalística y División Científica de la Policía Federal, los que dictaminaron en infografía forense, análisis del discurso psico-delictivo, química forense, explosivos, microscopia electrónica, genética, análisis de voz, cinética y cronometría y criminalística.

José Luis Tehuatlie Tamayo, niño de 13 años de edad, falleció hace unos días debido a una fuerte lesión en la cabeza, luego de un enfrentamiento entre pobladores de San Bernardino Chalchihuapan con elementos de la Policía Estatal.

El operativo fue para desalojar la autopista a Puebla-Atlixco, la que mantenían bloqueada por la exigencia de que regresara el Registro Civil a la junta auxiliar.

No pasa nada
Atrás quedaron los cuestionamientos de la similitud de las lesiones del niño Tehuatlie Tamayo con las que tuvieron al menos cuatro personas heridas en el ojo, mejilla, estómago y cabeza, no importaba que todas estuvieran con un círculo perfectamente redondo.

Para las autoridades estatales sus conclusiones basadas en pruebas “científicas” respaldadas por la Policía Federal, la lesión del menor —que lo llevaría a la muerte— fue producto de una onda expansiva provocada por la explosión de un cohetón.

“A las personas que estaban junto no sufrieron daño, fue tal vez porque corrieron”, dijo el procurador Víctor Antonio Carrancá Bourget; en tanto, afirmó que las demás lesiones fueron provocadas por pedradas provocadas por los mismos manifestantes.

Lo anterior quiere decir que los manifestantes pudieron tener mala puntería e hirieron a sus mismos compañeros de la refriega en la autopista Atlixco-Puebla, con piedras que dejaron lesiones con huellas circulares casi perfectas.

Además, Carrancá Bourget señaló que en el lugar donde fue lesionado Tehuatlie Tamayo no había un solo policía estatal, presentando como prueba unos videos del enfrentamiento de duración de 12 minutos.

Sin embargo, no aclaró cómo se concluye que en esos momentos fue lesionado el menos, a pesar de que en ninguna de las imágenes se ve que el niño fuera lesionado. Sino simplemente se basa en la hora que fue atendido el niño por paramédicos del SUMA.

La versión de que la onda expansiva de la explosión de un cohetón y las pedrada fue tomada con mucho escepticismo y hasta burlas de parte de algunos de los cerca de 50 reporteros que acudieron a la rueda de prensa convocada por la PGJ.

De acuerdo con los avances que se proporcionaron de la averiguación previa 468/2014/DMZS, se recabaron testimonios y diversas diligencias ministeriales que hasta el momento han dado un total de 98 dictámenes periciales.

Los dictámenes son en diferentes especialidades e instituciones, entre ellos en: medicina forense, criminalística, química forense, topografía, arquitectura, fotografía y video, balística, informática, análisis de voz, comportamiento psico-delictivo, criminología, físico-matemáticas, genética, explosivos e infografía.

“En el análisis técnico científico de los elementos de prueba han participado, además de los peritos de la PGJ, instituciones y especialistas de reconocido prestigio en las materias específicas en las que así se ha requerido”, informó Carrancá Bourget.

“Destaca, la intervención del Consejo Mexicano de Medicina Legal y Forense, AC, la cual, a través del Médico Forense Aldo Salazar Tellez, emitió dictamen respecto de las lesiones que sufrió el menor José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo”.

Posteriormente, habló de la intervención a 12 especialistas de la Coordinación de Criminalística y División Científica de la Policía Federal, quienes dictaminaron en las siguientes materias: infografía forense, análisis del discurso psico-delictivo, química forense, explosivos, microscopia electrónica, genética, análisis de voz, cinética y cronometría y criminalística.

Entre las personas que aceptaron participar la revisión de la información estuvo Rubén Hernández Hernández, director general de Especialidades en la Coordinación de Criminalística de la División Científica de la Policía Federal, y Aldo Salazar Téllez, agente del Ministerio Público del Consejo Mexicano de Medicina Forense AC.

Asimismo, Bernardo Matías Pérez, exagente y ex director asistente del laboratorio del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) en Washington, DC.

Tampoco para el procurador de Puebla fue importante en el resultado de sus investigaciones que uno de los policías agredidos haya sido detenido en 2011 por corrupción y explotación de menores. “Eso no cambia los hechos”, dijo.

La herencia de García Luna
En noviembre de 2009, el entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, y el presidente Felipe Calderón inauguraron las instalaciones del Centro de Inteligencia de la Policía Federal, incluida la División Científica.

Durante el acto se dijo que en esas instalaciones más de 700 elementos realizarán investigaciones y peritajes de carácter criminalístico.

Sin embargo, el periódico de circulación nacional La Jornada reveló que hasta mayo del 2013 los 24 laboratorios de especialidades en criminología de la Policía Federal no habían sido certificados.

Durante la gestión de Genaro García Luna se emitieron tan sólo 357 dictámenes, la mayor parte de ellos en apoyo a unidades administrativas de la propia corporación, según datos obtenidos mediante una solicitud de información pública.

Funcionarios de la Comisión Nacional de Seguridad revelaron que esa falta de certificación pudo contribuir al fracaso de aquellas indagatorias en las cuales los peritajes de la Policía Federal han sido utilizados para acreditar la responsabilidad penal de algún presunto delincuente.

“Y es que se consideraría que sus conclusiones no tienen respaldo científico y tampoco servirán cuando inicie el nuevo sistema de justicia penal, si no cuentan con metodologías aprobadas por organismos nacionales e internacionales en la materia”, señaló en ese entonces el mencionado medio de comunicación.