A sus escasos seis años de vida, María Fernanda no para de llorar desde el pasado sábado. Para ella su mundo se paró cuando fue testigo de cómo su papá fue sacado de su casa por policías ministeriales en medio de golpes e insultos.

Como recuerdo que hacen sacar sus lágrimas de manera desconsolada, están dos heridas, una en la mano y otra en el pie, las que propiciaron los elementos de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) al empujarla sin miramientos a los vidrios que rompieron para ingresar a la humilde vivienda de Chalchihuapan.

Este lunes, a más de 48 horas de que elementos policiacos ingresaran en las penumbras de la noche a la junta auxiliar, los afectados tienen aún las heridas latentes.

En medio de una crisis emocional, familiares de cinco detenidos exigen su liberación en medio de lágrimas, y recordando segundo a segundo lo que vivieron la madrugada del sábado en el operativo nocturno de aprehensión.

Ahora todos juntos exigen como última esperanza que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) intervenga y sancione no sólo a los elementos policíacos, sino al gobernador Rafael Moreno Valle, para ellos el único culpable.

Desde el sábado el destino de Florentino Tamayo Ponce, Raúl Contreras Montes, Vicente Juárez García, Álvaro García Xelhua y Fausto Montes pende de un hilo, acusados por los delitos de tentativa de homicidio, motín y ataques a las vías de comunicación.
 
Sin compasión
Anahí Xelhua, mamá de Fernanda, recuerda paso a paso lo sucedido, cuando fue sorprendida en su vivienda por los elementos policiacos, quienes en medio de golpes y a mentadas de madre se llevaron a su esposo, Florentino.

Relató cómo fueron despertados abruptamente por los golpes con los marros que hicieron los policías para ingresar a la casa.

“Nos levantamos, abrimos la puerta del cuarto, nos asomamos, ya que habían quedado todos los cristales de abajo, vimos a policías apuntando con sus armas.

”Que agarro a mi esposo y no lo dejo salir, ‘no salgas por favor, no salgas’, pero que empiezan a patear la puerta, y por fin entraron rompiendo los vidrios; un cristal brincó, tengo mi bebé de tres meses en la cama, hasta ahí brinca el cristal, entonces mis niñas se levantan espantadas gritando ‘papi, no se lo lleven, papi’; él se va descalzo.

”Entonces siguen gritando ‘no se lo lleven, no se lo lleven’, mis niñas en eso las agarran, pero son empujadas por los policías, se cortó con cristales, entraron con violencia, sin compasión, no tienen corazón; ahora mis niñas se van a enfermar, buscan siempre a su papa”, dijo al tener en brazos a María Fernanda, y no dejaban de escurrir lágrimas de los rostros de ambas.

“Me la empujaron y es cuando ella se cortó y su piecito está también cortado, no tuvieron compasión de mis niños”, dijo al referir que María Fernanda tiene seis años, la mayor de sus dos hermanos, y entre ellos el bebé de escasos meses de nacido.

“Nos espantaron, nos pegaron, mi papi quiero que lo saquen, mi papa”, dijo finalmente María Fernanda, entre llanto.

¿Serán secuestradores?
Mónica Varela, esposa de Vicente Juárez, señala que las autoridades ni siquiera tienen la certeza de que su marido haya participado en la manifestación del 9 de julio. También recuerda momento a momento cómo su vida cambió este sábado.

Relató que cada día se levantan a las 3:30 de la mañana para ponerse a trabajar el hilo de cáñamo, lo que hacían aquella madrugada, cuando empezaron a escuchar fuertes ruidos.

“No es justo que fueran a entrar en la casa y no tienen la certeza que fue mi esposo. A las tres y media de la mañana escuchamos el ruido de un carro, nosotros ya estábamos trabajando, cuando da vuelta el carro, que entra a nuestro lado, tira el entelado (malla) y así entraron”.

Contó cómo se escondieron en otro pequeño cuarto, que trataron de atrancar con un ropero, lo cual no fue impedimento para que los policías entraran.

“Nosotros ahí viendo qué hacemos, ¿qué hacemos?, ¿serán secuestradores? En eso empezaron a dar a marrazos para entrar, yo con mi nena corriendo, no sabiendo qué hacer, nos escondimos en el cuarto”.

“Cuando entraron, diciendo dónde estarán los hijos de su puta madre, entonces empezaron a marrazos, jalamos el ropero para cubrir la puerta, ahí escuchamos los marrazos, el ropero se nos cayó encima, yo con mi nena en brazos.

”Eso es injusto lo que ellos hicieron, todavía dicen que no era la orden para mi esposo, era de un tal Bernardino, que justicia va a ser de nosotros, para nosotros es injusto, tratar de trabajar tempranito honradamente”.

Afirmó que vio cómo en la camioneta que lo aventaron los policías lo iban amenazando, que lo iban a matar, con un trapo negro le taparon la cara antes de aventarlo. “Ahora si te vamos a mata”. “‘Ya, ¿qué esperan? Pues mátenme. Ya no me torturen’, les decía mi marido”, recordó entre llanto.

Moretones de muestra
Petra López es una mujer de edad avanzada, abuela de una pequeña, quien además cuida a su suegra, ya en sordera y estado senil.

Ella muestra a los reporteros, con una mezcla de enojo e impotencia, sus brazos marcados con moretones por los jalones que recibió de parte de los elementos de la PGJ aquella noche de pesadilla en que se llevaron a su marido, Fausto Montes, como ella la calificó.

“Cuando oímos ruidos, que me levanto corriendo; cuando abrí la puerta, ya estaban en la puerta principal. Dicen: ‘Policía, policía’. Que se van para el cuarto, me aventaron, aquí tengo moretones, la policía me estaba apachurrando.

”Mi hija, que tiene a mi nietecita chiquita, sale por el ruido de la puerta de la chapa y el vidrio se cayó cuando le pegaron; que entra un soldado, ni sé cómo estaban. Estaba oscuro, que me dicen: ‘Tú no te muevas’; le estaban apuntando con la pistola a una niña de tres años.

”Con groserías se lo llevaron, les decía yo: ‘Pero déjenlo vestirse’. Todavía agarré la ropa para írsela a dar pero ya no vi dónde se lo llevaron. Quedé como traumada y de que me aventaron sí me espanté mucho”.
 
La venganza de Moreno Valle
Los detenidos fueron golpeados, humillados y por más de 12 horas desaparecidos; además de comparecer sin sus abogados defensores, rindieron su declaración preparatoria.

Desde las 4 hasta las 16 horas de este sábado, nadie supo de la ubicación de las personas que Policías Ministeriales se llevaron por la fuerza de sus viviendas.

Por su parte, el vocero del Contingente Puebla, Misraim Hernández Fernández, en la rueda de prensa expresó que se violaron flagrantemente los derechos humanos de los ciudadanos de Chalchihuapan.

Explicó que si contaban con órdenes de aprehensión y de cateo, no era la forma de llevarlas a cabo, ya que primero, según los procedimientos, se debió tocar a la puerta para preguntar por la persona buscada.

Sólo en caso de que se negara, entonces sí se podría entrar a los domicilios por la fuerza, al haber una resistencia, pero en este caso irrumpieron sin mediar palabra.

Por lo tanto, exigió a la Comisión Nacional de Derechos Humanos continuar el expediente y dar un veredicto final de las constantes violaciones a las garantías individuales, las que, a título personal, calificó como “la venganza de Moreno Valle contra Chalchihuapan”.