Entre pancartas, manteles para cocina, sombreros y uniformes escolares, el mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue arropado en Atlixco, no sólo por los beneficiarios de los Programas Integrales para el Bienestar, sino también por estudiantes, adultos de la tercera edad y personas con discapacidad.
A la escena se agregaron vecinos del municipio, quienes, como si se tratara de un artista, lo vitoreaban y llevaban pancartas con mensajes de respaldo, '#amlover', 'Gracias por la beca', se leía en algunas cartulinas.
Pese a arribar al evento un poco más de una hora tarde, en el polideportivo 'La Carolina', retumbó la consigna "es un honor, estar con Obrador", incluso, la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, desde varias filas atrás del presidium, vitoreaba a todo pulmón al presidente de México.
Hubo aplausos para el mandatario del país, pero también hubo rechiflas en contra de cientos de integrantes de Antorcha Campesina que ahí se encontraban reunidos, pues tampoco querían perderse la oportunidad de participar en un evento donde estuviera el principal personaje de la Cuarta Transformación.
Entre el tumulto de gente que se encontraba en el recinto, se oían voces de personas que buscaban el mejor ángulo para ver pasar a AMLO aunque sea por un instante, poco importó estar en pleno sol, ni que se tuvieran que aguantar los empujones de otros cientos de atlixquenses que se dieron cita. Sólo algunos cuantos -en su mayoría los beneficiarios de los programas de apoyo- ocuparon una silla a la sombra que ofrecía el lugar.
A los costados del polideportivo, se postraron carpas donde se ofrecían los informes de los programas del gobierno federal, otros más pertenecían a protección civil, sin embargo; el más abarrotado fue en el que se ofrecía agua a quienes acudieron a ver al presidente.
Fueron cerca de 45 minutos los que ocupó López Obrador para dar su discurso, todo había resultado de acuerdo al plan, sólo restaba entonar el Himno Nacional, fue entonces cuando al reproducir la melodía, el audio falló repentinamente, de inmediato comenzó la confusión, pero el presidente en un astuto movimiento, procedió a despedirse de la gente, levantando su mano izquierda y haciendo un gesto del adiós.
Fue instantes después que la única salida del lugar lució llena, todos los asistentes querían salir como diera lugar, algunos decidieron esperar a que el lugar estuviera un poco más vacío. Mientras eso ocurría, vendedores ambulantes hicieron su agosto ofreciendo tazas, llaveros, playeras, bolsas, gorras y paraguas, todo desde 45 pesos.