El síndrome de COVID prolongado, Long COVID o post-COVID, es un problema de salud reciente, aun no bien caracterizado ni definido a nivel internacional, que afecta la calidad de vida de las personas, perjudicando su desempeño.

Aquí, es importante destacar que existe una amplia variedad de cuadro clínicos agudos de la enfermedad por COVID-19: Desde los pacientes a quienes se les trata de manera ambulatoria y entre aquellos que no tienen síntomas o con pocos síntomas, así como cuadros leves con compromiso de vías aéreas superiores similares a cuadros gripales; hasta pacientes internados con cuadros de neumonía, dificultad respiratoria y shock. Todos ellos sufrirán diferentes síntomas, complicaciones y secuelas ocasionadas por la COVID-19.

Aunque actualmente no se cuenta con registros clínicos rigurosos, se calcula que aproximadamente 10 por ciento de las personas quienes se infectaron con el virus SARS-CoV2 sufrirán Post-COVID, independientemente de que hayan o no presentado síntomas.

Sin embargo, si se considera solo a los pacientes con enfermedad aguda grave y muy grave, así como a los hospitalizados, se calcula que hasta el 80 por ciento de este grupo tendrá algún impacto Post-Covid, pero debemos tener en cuenta que en esos casos se mezcla la persistencia de síntomas con las secuelas de la enfermedad aguda grave que produce un daño estructural y la consecuente clínica.

En México, se carecen de datos específicos sobre el número de personas que han sufrido efectos a largo plazo.

Después de haber sufrido una infección aguda de COVID-19, los pacientes afirman sufrir diversos síntomas, entre los cuales pueden estar:

Fiebre, dolor, fatiga, tos, dificultad para respirar, dolor opresivo en el corazón y palpitaciones, trastornos neurocognitivos descritos como "niebla mental", trastornos de la concentración y la memoria, dolores de cabeza, trastornos del sueño, hormigueo y entumecimiento, vértigo, delirios, dolor abdominal, náuseas, diarrea, trastornos del apetito, dolor muscular y de articulaciones, dolores de oídos, zumbidos en los oídos, dolor al tragar y sarpullido.

De manera menos frecuente, durante el periodo post-COVID, los pacientes pueden desarrollar trombosis venosa profunda y tromboembolismo pulmonar, accidentes cerebrovasculares arteriales o venosos, síndromes coronarios agudos, arritmias cardiacas, insuficiencia cardiaca, depresión y ansiedad.

Hasta el momento no existen tratamientos específicos para este padecimiento, ya que aún no se comprende en su totalidad el mecanismo de la enfermedad y, además de que, como ya se comentó, se puede presentar una amplia variedad de signos y síntomas.