Contrario a la creencia popular de que el matrimonio protege la salud mental en la vejez, un nuevo estudio científico plantea que estar soltero podría ser un factor protector frente a la demencia. La investigación, realizada por la Universidad Estatal de Florida y publicada en la revista Alzheimer’s & Dementia, analizó durante 18 años a más de 24,000 adultos mayores con una edad promedio de casi 72 años, y concluyó que los solteros —incluidos quienes nunca se casaron, se divorciaron o enviudaron— tienen un riesgo menor de desarrollar demencia que las personas casadas.
“Contrariamente a las expectativas y desafiando la creencia generalizada de que el matrimonio protege contra el deterioro cognitivo y la demencia, este estudio encontró que los adultos mayores casados exhibieron un mayor riesgo de demencia”, explicó la doctora Selin Karakose, autora principal del estudio.
De acuerdo con los hallazgos, el 21.9% de los participantes casados desarrolló demencia, una cifra igual a la registrada entre los viudos. En contraste, los divorciados presentaron una incidencia del 12.8%, mientras que los nunca casados tuvieron la tasa más baja: 12.4%.
Los investigadores sugieren que este fenómeno podría estar relacionado con las redes sociales y los hábitos de vida. Según el estudio, las personas solteras tienden a mantener vínculos sociales más activos y frecuentes con amigos, vecinos y comunidades, mientras que los casados suelen estar menos integrados socialmente, con interacciones más esporádicas o de menor calidad. Además, los solteros suelen involucrarse en comportamientos más saludables, lo que podría influir positivamente en la salud cognitiva.
El estudio encontró que las personas solteras tenían menor riesgo de desarrollar enfermedades como Alzheimer, demencia con cuerpos de Lewy y deterioro cognitivo general. Sin embargo, no se halló una relación significativa con la demencia vascular ni con la degeneración del lóbulo frontotemporal.
Aunque los autores aclaran que no es posible determinar con certeza las causas de estas diferencias, los resultados invitan a replantear la idea de que el matrimonio actúa como un escudo protector frente al envejecimiento cerebral. También abren la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo los estilos de vida, más allá del estado civil, inciden en la salud cognitiva en la vejez.
“Los hallazgos podrían indicar un retraso en el diagnóstico en personas solteras o cuestionar la suposición de que el matrimonio protege contra la demencia”, concluyó el equipo de investigación.