Asplund ofreció una rueda de prensa dentro del ciclo de conferencias sobre Astrofísica y Cosmología que realiza la Fundación del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria en el que hablará sobre “El origen cósmico de los elementos: del Big Bang y la explosión de estrellas a los planetas y la vida”.
Manifestó que lo que más le ha emocionado en los últimos tiempos es “no sólo que existan planetas en torno a estrellas distantes, sino que seamos capaces de detectar compuestos químicos presentes en sus atmósferas. Esto es impresionante, un gran logro de la ingeniería”.
Asplund se dedica a desarrollar métodos para identificar de forma sencilla las estrellas que podrían tener planetas a su alrededor, algo esencial a la hora de acotar las búsquedas en profundidad.
“Tratamos de deducir qué estrellas es probable que tengan planetas, partiendo de una determinación muy detallada de su composición química”, explicó.
Añadió que “hasta ahora apenas logramos atisbar estos planetas, y ninguno de ellos se parece a la Tierra”.
Anotó que estos descubrimientos indican “que en un futuro no muy lejano los astrónomos seremos capaces de estudiar estos planetas en detalle, e incluso de decir cuáles podrían ser habitables, lo que nos dará una visión completamente distinta del cosmos, y del lugar que ocupamos en él”.
Asplund subrayó que el hallazgo de planetas habitables no será el único gran resultado que depara la astronomía.
“Los próximos diez o quince años prometen ser emocionantes, porque empezarán a abrir sus ojos al universo muchos telescopios nuevos”, aseveró.
Indicó que los telescopios de la categoría “extremadamente grande” se dedicarán a la búsqueda de planetas extrasolares y a estudiar cómo se formaron y cómo evolucionan las galaxias “y con suerte, arrojarán algo de luz sobre las misteriosas materia y energía oscuras”.
Asplund participa en el desarrollo de uno de estos aparatos ultragigantes, el Telescopio Gigante Magallanes, con un espejo de 25 metros de diámetro y que entrará en funcionamiento dentro de diez años en Chile.
Manifestó que son instrumentos destinados a producir resultados “completamente nuevos e inesperados. Y esos, los resultados inesperados, son a menudo los más interesantes”.
Asplund (Estocolmo, 1970) dirige desde 2007 el Instituto Max Planck de Astrofísica (MPA), en Múnich, lo que lo convierte en uno de los directores más jóvenes con que cuenta la Sociedad que lleva el nombre del físico alemán considerado el fundador de la física cuántica.