Advirtió dicha situación se registra por el impacto de los medios masivos de comunicación, básicamente la televisión, donde algunos programas que se transmiten “están totalmente sexualizados y erotizados en lo sexual, no en lo sensual”.
Un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que la población infantil tiene acceso a programas de televisión muy sensuales, con un impacto auditivo y visual importante.
Explicó que los contenidos que también pueden ser erótico-sexuales, anticipan en muchos años la información que los pequeños reciben y quienes no tienen la capacidad de comprender, como es el caso de los gritos y gemidos que pueden confundir con expresiones de dolor.
La experta destacó que lo mismo ocurre en películas o videos, en donde se presentan imágenes sexualmente explícitas que muestran intercambios corporales, estimulación táctil o acercamiento de los cuerpos y besos.
A estos medios, dijo, se le suma el Internet, donde las redes sociales facilitan la pornografía infantil, la trata de niños o la prostitución y en donde los chicos no se dan cuenta que son filmados o que al sentirse en riesgo pierden la comunicación con los padres o familiares, por pensar que están haciendo algo indebido.
Ante ello, la especialista recomendó a los padres de familia estar atentos y muy pendientes de lo que ven y escriben sus hijos, así como de lo que reciben o envían.
Lo benéfico, opinó, sería que la tecnología sirviera como un punto de encuentro, de contacto personal entre adultos y jóvenes; que los chicos enseñen a sus mayores, por ejemplo, a usar el correo, a investigar un tema, y que ellos, a su vez, les auxilien en sus tareas.
La mejor medida preventiva contra fenómenos como la explotación sexual de los menores es la comunicación con ellos, fomentar la convivencia, la escucha activa (dejar que el otro hable y ponerle atención) y la resolución de conflictos de manera amigable, no con rivalidad, concluyó.