Mark Zuckerberg anunciaba el lunes un acuerdo para comprar Instagram por US$1.000 millones en efectivo y en acciones de la compañía. Pero la noticia no dejó a todos contentos.
 
"Creo que es hora de borrar mi aplicación Instagram antes de que Facebook la arruine", escribió un usuario en Twitter. "Facebook acaba de comprar Instagram. Otra cosa para borrar", decía otro tweet.
 
Según analistas de Crimson Hexagon, empresa especializada en el estudio de contenido de redes sociales, sólo el 12% de las 201 mil menciones de la operación en Twitter son positivas. Un 10% marcó "no me gusta" en Facebook y otro 10% prometió borrar Instagram. 
 
¿Pero por qué semejante enojo? Facebook es inmensamente popular y tiene la misma misión básica de Instagram: alentar a la gente a construir redes virtuales donde compartir sus vidas.
 
Pero para los usuarios de Instagram, su aplicación con estatus de culto es muy diferente al masivo Facebook, ya que no hay publicidades y los datos personales de los usuarios no se vende a compañías.
 
El punto principal es compartir fotos, pero para los "duros" de Instagram el tráfico de imágenes de un teléfono celular a otro es visto como seguro comparado con los problemas de privacidad que se dice tiene Facebook.
 
Zuckerberg salió a calmar a los puristas y aseguró que podrán mantener sus cuentas en Instagram y sus seguidores separados de Facebook.
 
El éxito de Instagram se resume en algunos datos publicados en su página de Internet: más de 30 millones de usuarios inscritos, 575 alertas de "me gusta" en Facebook y 81 comentarios por segundo.