La sociedad entera debe entender que necesita de músicos bien formados y que la tecnología no va a desplazar ni a sustituir a una buena práctica musical ni a una buena composición o interpretación; el músico, en el México de hoy, vive momentos muy interesantes de la mano de las nuevas tecnologías, aseguró el maestro y compositor Luis Pastor Farill.
El destacado profesor de Tecnología y Composición de Música para Medios Audiovisuales en la Escuela Nacional de Música (ENM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de donde es egresado y hoy por hoy es Secretario Técnico, habló del maridaje entre la tecnología y la música en sus diversas áreas: investigación, educación, interpretación y composición.
“El binomio música-tecnología comenzó en los albores del siglo XX con el arribo de la electricidad y los primeros instrumentos electrónicos, como el ‘Telemin’, instrumento que se toca con ambas manos en el aire alrededor de una antena, o el ‘Ondas Martenot’, creado por el compositor Maurice Martenot para sustituir secciones de una orquesta sinfónica; es un sintetizador pionero”.
Tras esa reflexión, Pastor Farill argumentó, durante una entrevista con Notimex, que ya en los años 60 nacieron los sintetizadores analógicos y, de manera paralela, las computadoras se mantuvieron como un instrumento importante de investigación en universidades y centros de desarrollo de tecnología. “La unión instrumentos electrónicos-computadora data de 1980”.
El experto dató esa unión en 1980 porque en ese año se estableció el Protocolo MIDI (Musical Instrument Digital Interface/ Interfaz Digital de Instrumentos Musicales), “un lenguaje informático que permite que las computadoras y los instrumentos electrónicos se puedan comunicar. Desde esa fecha la tecnología digital y electrónica impactaron de modo contundente y absoluto a la música”.
Más que eso, añadió el entrevistado, “a partir de entonces la era electrónica y digital ha definido el camino en el que actualmente nos encontramos”, sin embargo, reconoció que aunque la ENM utiliza herramientas de vanguardia, “en el momento en que estamos realizando esta entrevista es muy probable que esté surgiendo una nueva tecnología que haga algo obsoleta a la de hoy”.
Nacido en la Ciudad de México en el año 1966, el académico y compositor mostró sus cartas credenciales. “En paralelo a la carrera de Violonchelo inicié estudios de composición. Cuando estaba por graduarme de violonchelista aquí en la ENM, había llegado a un punto en el que la composición me interesaba muchísimo y con una beca estudié, en Boston, la carrera de Música para Cine”.
Recordó que fue una experiencia enriquecedora porque le permitió conocer y ver de cerca otras prácticas y maneras de hacer música, al mismo tiempo que compararse con otros estudiantes de diversas naciones del mundo. “Fue ahí donde tuve la oportunidad de valorar en toda su magnitud la fortaleza de la UNAM y concretamente de la ENM”, acotó emocionado Pastor Farill.
Al retomar el tema, citó que curiosamente la tecnología está permitiendo al hombre contemporáneo regresar a uno de los fenómenos artísticos que tuvieron lugar en el inicio de la humanidad, la unión de las diferentes Bellas Artes.
“Convivían casi todas las artes alrededor de un ritual casi siempre religioso: La danza, la música y la literatura a través de la poesía y otras más”, expuso.
Todas ellas se mezclaban con la magia y la religión para alcanzar objetivos específicos, que también tenían que ver con lo social, al ser actos donde la conjunción social se llevaba a cabo de manera exitosa e importante para las comunidades; eso se realiza otra vez gracias a la tecnología, pues el músico hoy en día interactúa con videoastas, bailarines, cineastas y otros artistas más, dijo.
En ese marco, informó que la tecnología ayuda a acelerar ciertos procesos creativos del quehacer musical que antaño requerían más tiempo.
“Antes, una partitura se hacía con papel y tinta, mientras que actualmente se elabora sólo con tinta y computadora, lo cual ayuda a tenerla más rápido, a ver el trabajo con más claridad y a obtener mejores resultados”, ejemplificó el artista entrevistado.
Hoy en día, los artistas desarrollan nuevas metodologías para la creación. “El músico ya no debe ser nada más músico, sino debe saber de iluminación y video, incluso interactuar a larga distancia. En la actualidad un instrumentista puede estar en Francia, algunos más en México y otros más en Australia y, gracias a la tecnología, juntos dar un concierto que se pude ver en todo el mundo”.
En contraparte, identificó un problema: “Las electrónicas, como todas las herramientas, facilitan las cosas. De unos 20 años a la fecha, la accesibilidad de la tecnología ha permitido que la gente se acerque de manera intuitiva al quehacer musical, lo que hace que muchas personas demeriten la educación musical al creer que conocer vastas herramientas para hacer música”.
Respecto a lo anterior, el experto habló concretamente de quienes creen que hacen música con computadoras y teclados electrónicos y eso, subrayó con rigor profesional, definitivamente no es cierto.
“Es evidente que toda la tecnología puede ayudar, pero la formación académica que se adquiere en la escuela es lo que hace al artista y consecuentemente, a la buena música”, concluyó.