Un grupo de científicos británicos y canadienses defienden que el Big Bang no fue el principio del Universo y que el hombre podría estar viviendo en el pasado de un universo paralelo. Esta teoría, que ha sido publicada en Physical Review Letters, dice que en el momento del gran estallido se formaron dos universos, como un espejo, que se mueven en direcciones opuestas a través del tiempo.
El trabajo ha sido desarrollado por los investigadores Julian Barbour (College Farm del Reino Unido), Tim Koslowski (Universidad de New Brunswick de Canadá) y Flavio Mercati (Instituto Perimeter de Física Teórica de Canadá).
Su intención es responder a las preguntas que quedan sin contestar en la teoría de la flecha del tiempo, formulada en 1927, que es el concepto de que el tiempo es "simétrico" y todo se mueve hacia adelante.
Así, la evolución del Universo sería como un cubito de hielo que se derrite en un vaso de agua, o lo que en termodinámica se conoce como entropía. Pero los científicos creen que, cuando se tiene en cuenta la gravedad parece que la teoría ya no es cierta (y también se puede explicar con un comienzo dramático para el Universo, como el Big Bang).
"La fuerza de la gravedad prepara el terreno para la expansión del sistema y el origen de la flecha del tiempo", indican los expertos.
Al otro lado
Montando un modelo sencillo con 1.000 partículas, los investigadores dicen que su teoría muestra que, al moverlas hacia atrás en el tiempo (al desorden del cosmos) finalmente salen por el otro lado después del Big Bang y en el mismo orden, como un Universo espejo.
Además, explican que este universo no sería exactamente el mismo que el que conocemos porque habría evolucionado y cambiado a su manera, completamente independiente.
Sin embargo, estaría sujeto a las mismas leyes de la física, por lo que probablemente también tendría planetas, estrellas y galaxias.
Para estos investigadores se está abriendo "una nueva forma de pensar en el Big Bang" en un momento en el que se habla mucho sobre este suceso "y cuando mucha gente alzaba las manos con desesperación por no poder decir lo que pasó". "Ahora nuestro trabajo está empezando a sugerir lo que la gente realmente pensaba", ha concluido.