Los drones y la impresión 3D son tecnologías que aún están en fase de prueba, sin embargo, en un futuro podrían cambiar las reglas del juego de los sistemas tradicionales de logística para suministro de materiales y entrega de productos con los que se manejan las industrias.

Las compras en línea han dado un nuevo empuje a este sector (con un valor en México de 17,000 millones de pesos -mdp-, según estimaciones de la Asociación Mexicana de Mensajería y Paquetería), y en los próximos cinco años se espera que se duplique la tasa de crecimiento de la venta por internet de productos que requieren de paquetería para su envío, según apunta la Asociación Mexicana de Internet (Amipci).

El valor del e-commerce en México se ubica en 121,000 mdp, por lo que las mensajeras se preparan para cubrir a ese mercado que será de más de 200,000 mdp de un sector que demanda servicios personalizados, en el menor tiempo y al menor costo, para usuarios con una alta movilidad geográfica.

En otras partes del mundo, empresas como ONEST Logistics exploran alternativas novedosas de entrega. Para finales de año prepara un piloto con una aplicación en la que conecte a los transportistas que actualmente subcontrata para que reciban las notificaciones de cada viaje nuevo y puedan ofertar una tarifa, así como la publicación de sus rutas de envíos.

Otros servicios como Uber Rush (que opera actualmente en Chicago, San Francisco y Nueva York), donde el usuario que requiere enviar un paquete o documento de manera urgente solicita un mensajero y rastrea su envío en tiempo real, aunque la garantía de la entrega es su debilidad.

Aún hay temas legislativos y de seguridad pendientes para el uso de estas tecnologías. Para el caso de la impresión 3D, los productos elaborados bajo esta modalidad deben garantizar la misma calidad que otro producido de manera tradicional.

Mielbach Consulting estima que un 20% de los recambios de poca rotación de un automóvil pueden reimprimirse en 3D. Casi 60% de los componentes ocupa 40% del espacio de almacén, pero eso sólo genera 5% de sus ventas. Sin embargo, entre los retos que la misma consultora encuentra, además de la garantía de la calidad, es el alto costo de la impresión y el resguardo a la propiedad intelectual de los diseños.

El costo de imprimir 3D todavía es entre 10 y 50 veces más caro frente al proceso tradicional. Un tornillo puede costar un dólar y medio en impresión 3D frente a céntimos de dólar producido tradicionalmente.

En Querétaro, General Electric imprime en 3D los prototipos de las piezas que serán componentes de las turbinas que produce. Hacer los prototipos les ahorra tiempo y les permite realizar simulaciones y pruebas para verificar que las nuevas piezas no interferirán con otros componentes de la turbina.

Los drones y la impresión 3D son tecnologías que aún están en fase de prueba. Los vehículos no tripulados están aún alejados del uso masivo, todavía hay temas legislativos y de seguridad pendientes, mientras que su capacidad es todavía limitada, pues un dron con un metro de envergadura puede cargar apenas medio kilo para un trayecto de 10 kilómetros, aunque tienen un alto potencial para su uso en la automatización de los almacenes de las empresas logísticas.

Compañías como Amazon, Google o DHL ya hacen pruebas de entrega de productos con drones dirigidos a distancia, que en un futuro podrían hacerse cargo del transporte de la última milla.