Con la fuerza del estado
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A 100 días del arranque de este sexenio, Moreno Valle ha decidió mostrar que tiene interés por cambiar el rumbo de la entidad. Con eventos que han sido publicitados y aplaudidos hasta el hartazgo, la realidad es que las cosas no están saliendo del todo bien para este nuevo sexenio. Y no es por culpa del titular del Ejecutivo estatal, sino por la falta de respuesta que algunos de los integrantes de su gabinete ofrecen. La inexperiencia y el hecho de que varios de estos nuevos servidores públicos no son poblanos, los ha llevado a cometer pifias y omisiones que terminan comprometiendo la imagen y la palabra del propio gobernador. Desde que asumió el poder en la entidad, Moreno Valle se percató que las cosas no serían como un paseo en las nubes. De quienes integran su gabinete, se salvan difícilmente cinco de ellos; el resto no tiene ni idea de lo que tiene que hacer y cómo ejercer sus funciones. Los acontecimientos de los últimos 15 días ponen otra piedra más en el zapato del morenovallismo. Mientras se celebraban los 100 días de este arranque sexenal —en pomposo evento que sirvió de balconeada para el secretario Cordero—, la población se enteraba vía Twitter y Facebook que en los alrededores de la Secretaría de Finanzas se daba un encontronazo entre comerciantes de la 46 Poniente y elementos de Seguridad Pública. Una situación que tensó los ánimos de quienes ese día laboraban o tramitaban algo en dicha Secretaría. A final el asunto se desbordó, y hasta los menores de una escuela primaria cercana a Finanzas, sufrieron los embates de este zafarrancho innecesario. De esta suerte, la tremenda promoción a los primeros días de gobierno, se convirtió en noticia de segunda ante esta tremolina. Para acabarla de amolar, Moreno Valle tiene que asumir el costo de haber colocado en su gabinete a dos panistas de cepa que resultaron una decepción absoluta. Pablo Rodríguez al frente de una Secretaría que no conoce más que de nombre y de la cual No tiene experiencia ni desde el punto de vista empresarial y Myriam Arabian, quien al frente de Sedeso no pudo permanecer más de esos 100 días —muy forzadamente, por cierto— debido a una orden de aprehensión girada en su contra por cometer delitos electorales en campaña. La Fepade actuó conforme a derecho y solicitó la detención de esta mujer. Mientras Pablo Rodríguez sucumbió ante su propia egolatría —creyéndose el mejor y más eficiente de los secretarios de Rafa—, la señora Arabian sucumbió a sus propios métodos para descalificar a los priistas en campañas. Más allá de la inexperiencia y la falta de probidad de ambos funcionarios —ambos debieron ser honestos con Moreno Valle antes de aceptar semejantes responsabilidades— la situación de tantos yerros en tan poquito tiempo, hacen que el aplausómetro ejecutado por abyectos representantes de diferentes sectores sociales durante el evento de los 100 días, caiga por su propio peso. En el momento que Moreno Valle decida ubicar perfectamente a la gente que le reconoce de los clásicos lambiscones y aduladores de siempre, sabrá con quién realmente puede alcanzar las metas trazadas desde su campaña. A estas alturas, y luego de que entregara más patrullas y equipamiento a los elementos de Seguridad Pública, resulta inexplicable que se haya perpetrado un robo tan cuantioso como el que ridículamente se verificó en la carretera a Azumiatla. ¡Por favor! Con excusas estúpidas y carentes de sustento no se va a recuperar el millón de pesos del programa Oportunidades que apoyaría a 2000 familias. Según dicen, operará el seguro bancario para resarcir a los afectados. Pero la forma y el modo en que se dio el atraco, generan más suspicacia y burla, que preocupación o temor. Lo bueno es que el gobernador Moreno Valle ya dijo que hará uso de la fuerza para detener a la delincuencia organizada, ya que será una ventaja competitiva para la atracción de inversiones. Luego de este robo tan vergonzoso, cómo contrarrestar el embate que en redes sociales le tema va a generar. Es obvio que en 100 días no hay nada que festinar; sin embargo, también es obvio que Moreno Valle necesita un equipo competente y ubicado para entregar resultados, no excusas. El prestigio que está en juego es el del propio Moreno Valle. Y si eso no lo entienden sus empleados, sería mejor que los cambie antes de que ocurra una verdadera debacle.