El gobernador Moreno Valle ha dado más de una muestra de que en política, lo bien aprendido jamás se olvida, y menos cuando la persona que te dio sendas lecciones se llama Elba Esther Gordillo.
A raíz de la famosa aprobación que hoy se realizará de la mentada Reforma Electoral impuesta desde Casa Puebla, han surgido análisis y comentarios que tratan de desvirtuar su verdadero objetivo el futuro político-electoral de Rafael Moreno Valle.
Una jugada que se torna harto preventiva luego de tener muy clara la preferencia electoral de su mentora el próximo 2012, jugada que no incluye para nada la buenaventura de personajes ligados a la derecha de Fecal.
Ante esta circunstancia —y con el anhelo de avanzar a la siguiente casilla— Moreno Valle sabe que tiene que mantener contacto con los verdaderos líderes políticos en la entidad que gobierna.
Ante la ausencia de éstos, nada como contactarse directamente con sus dirigentes nacionales.
Es por ello que ante el vaivén de declaraciones surgidas desde el Congreso del estado, Moreno Valle optó por la salida rápida. Como hombre pragmático y hábil para resolver, buscó un acercamiento con un amigo entrañable y común con la Gordillo: Humberto Moreira.
El dirigente nacional del tricolor, con absoluto dominio de su posición, y entendido también de la importancia de mantener una cordial y respetable relación con el gobernador poblano —amén de cercano a los afectos de su amiga la Gordillo (¡puag!)—, aceptó gustoso conocer los términos de esta iniciativa de Reforma Electoral, que al final del día se definió únicamente entre Moreno Valle y Humberto Moreria. Quienes los acompañaron al término de la misma, dejaron que Javier López Zavala expusiera motivos y situaciones de hasta dónde se podría avalar esta iniciativa sin resultar tan lesiva a los intereses del tricolor.
De ahí que surgieran las filtraciones que hicieran referencia a este encuentro y al término en el que se llevó a cabo el mismo. Conociendo el talante de Moreno Valle como gobernador, ubicamos que su mayor preocupación era la de avalar a su disminuido sucesor sin remilgos.
Con el pretexto absurdo de que se hará un tremendo ahorro en gastos de campaña y de coronación (¡digo!) de toma de protesta, la cantidad de dinero que va a utilizarse para este fin, sirve hasta para dejarle pagado un sexenio completito al sucesor rafaelista que se reviente este numerito.
Por supuesto que mientras ese día llega, nuestros incompetentes diputadillos nos quieren ver la cara de turistas y salen a declarar que esto significará un ahorro más grande que si compraras en una Gran Bodega ¡Ajá! La evidente línea dictada a los subalternos tricolores de Rafagober, vuelve a dejar en entredicho la honorabilidad y ética de estos representantes populares, ya que el mayor éxito promovido por Márquez y Lastiri luego de ese tierno encuentro, es que los priistas lograron (¿¿??) dejar sin efecto la temida redistritación, la homologación de juntas auxiliares y el coto que tendría el presidente del IEE respecto al valor de su voto de calidad. ¡Órale! Con semejante iniciativa tronchada, pareciera que no habría carnita para deshebrar, y qué tal que se van haciendo tangibles los aumentos de prerrogativas que los partidos en la entidad requieren para subsistir. ¡Salió el peine!
En un auténtico tianguis electorero, Moreira y Moreno Valle definieron el rumbo de los destinos políticos de ambos, no el de Puebla y los poblanos.
Con la frialdad operativa de un trueque, Moreno Valle ve tranquilidad al término de su sexenio. Ahora tendrá que pensar muy bien quien será su sucesor.
Nadie mejor que él para imponer a quien le dé la gana. Pero entre tanto desleal embozado de morenovallista, puede equivocarse. Allá él.
Para quienes piensen que no haber tocado la redistritación y la homologación de juntas auxiliares es un logro priista, me temo que se han equivocado.
Moreno Valle conoce perfectamente nuestro ajedrez y con qué piezas contamos. Sabe quiénes se venden barato y el tiempo que los lleva convencer. Ergo, la sucesión gubernamental al término de este sexenio de bostonianos y sus clonados, quedará garantizada para un ser tan híbrido como políticamente lo es Moreno Valle.
Lo que nadie puede negar, es que con esta reunión y el resultado de la misma es obvio que Moreno Valle sabe que para lograr lo que quiere —incluyendo el servilismo ramplón de los tricolores— basta con llamar a Moreira y ponerse de acuerdo en algunas negociaciones que beneficien a ambos; en lo personal. No como líderes políticos.
Es decir, Moreira verá que le conviene más seguir: los latidos de su corazón tricolor o las ventajas que le redituará una buena negociación con el gobernador poblano.
En tanto, Rafagober irá pulsando que le conviene más, el regreso de su lealtad y apoyo a las apetencias políticas de la Gordillo, o erigirse en un verdadero guía moral para los panistas que le regalaron la candidatura a gobernador.
Moreno Valle ha jugado con fuego hace años. Hasta hoy no se ha quemado. Ha estado cerquísima de la lumbre con el tema Gordillo-Yunes; sin embargo, a pesar de salir ligeramente chamuscado, no ha dejado que otros asuman el control.
Tiene claro que sus diputados son tan incompetentes como imprudentes. Mejor hace la chamba él y ellos que se dediquen a ser levantadedos, que les sale le re bien.
Dicho lo anterior, Moreno Valle sabe que su paso por Casa Puebla depende exclusivamente de lo que quiera y haga él. Jugando con fuego, sólo él sabe si tiene seguro contra siniestros. ¡Al tiempo!
Moreno Valle, jugando con fuego
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