Como si fuera una emulación —muy burda, por cierto— de la novela de José Rubén Romero, nuestros legisladores locales y federales, con sus honrosas excepciones, se abrazan como lapa a una vida inútil, lo mismo para el estado que para sus representados, con la diferencia de que entre la historia narrada por José Rubén Romero y las historias armadas por nuestros legisladores hay un trecho enorme, a pesar de que en ambos casos su desfachatez y el cinismo van casi de la mano.
Incluso, en sus visos de humor involuntario, La desgraciada vida de Pito Pérez no tiene el final feliz que nuestros flamantes diputadillos y senadores se dan. Insisto, con honrosas excepciones, que si las hay.
Con el arranque de este nuevo sexenio, los poblanos estaban seguros —según revelan las encuestas mandadas a hacer desde Casa Puebla— confían plenamente en esta nueva administración.
Contrario a lo que las redes sociales empiezan a detectar y revelar, la opinión pública está desencantada y harto molesta con lo que sucede alrededor de la propuesta de gobierno de Moreno Valle.
Básicamente lo que más llama la atención, es la inexperiencia y los encontronazos que un día sí y otro no, se siguen dando los diputados locales por debajo de la mesa.
Desencuentros que siguen reflejando esencialmente que son más grillos omisos que representantes populares con compromiso social. Más allá de las críticas brutales —especialmente en redes sociales— causadas por la evidente incompetencia, prepotencia y hasta ignorancia de varios de los iluminados servidores públicos que Moreno Valle trajo de Querétaro, DF, Estado de México, Tabasco, Veracruz, Tamaulipas y Morelos (entro otros), lo que salta a la vista es que su afán principal, radica en demostrar honestidad y transparencia en el manejo de recursos públicos.
El problema radica justamente en este rubro, gracias a las acciones de varios servidores y representantes públicos.
En el caso de la secretaría que dirige Pablo Rodríguez, se notó desde el principio que sus amigos serían favorecidos en diferentes situaciones. La Feria de Puebla demostró tráfico de influencias y contratos tendenciosos. El Relicario fue una clara muestra de cómo se iban a suceder las cosas en esta dependencia pública.
El resultado fue exhibido y percibido por los poblanos, Entre cortes de luz, revisiones de Protección Civil de última hora, y comerciantes que dieron la impresión de un tianguis cualquiera, más que de una feria de la categoría que Puebla merecía. ¡Ah, cómo se extraña el adorable Pepe Brito, por Dios!
La inexplicable expulsión del Centro de Convenciones de Antonio Zaraín —porrista infatigable del morenovallismo en campaña— y la quemadísima que se llevó la titular de la Sedeso, Miriam Arabian, por una orden de aprehensión girada por la PGR, debido a una denuncia por delitos electorales que le promovió exitosamente el excandidato del PT, Armando Méndez.
Una situación que puso en tela de juicio la honorabilidad de quienes Moreno Valle seleccionó para integrar su gabinete. Sin embargo, puso en alto el desempeño imparcial de la Fepade, que actuó conforme a derecho y armó el expediente correspondiente.
Quienes sí quedaron evidenciados fueron los funcionarios de la PGR que no actuaron ni pronta ni expeditamente para la ejecución de esta detención que llevaba más de un año en espera de ser llevada a cabo.
Por otro lado, los legisladores aliancistas siguen poniéndose piedritas en el camino y demostrando su voracidad, banalidad y celos, así como una apatía por presentar, discutir y aprobar iniciativas de ley que realmente sirvan a la ciudadanía.
A cambio, lo único que tenemos como referente de su paso son las confrontaciones personales entre diputados y periodistas, el balconeo de desvío de recursos de líderes de la morraliita política a sus cuentas personales; un entreguismo vergonzante y brutal de los priístas, la inexistencia de un líder del Congreso, las inasistencias consuetudinarias e injustificadas de legisladores que prefieren andar de lamebotas detrás del Ejecutivo estatal, las ñoñerías de diputadas panistas y pseduo ciudadanas que se frustran por no ver un partido de fut europeo por culpa de una trinche reunión con el gobernador y su gabinete, o el berrinche por no ir a España a la beatificación de Juan de Palafox y Mendoza.
Este último, tema de la semana luego de descubrir que un puñado de estos diputados —líderes de sus bancadas y dos que tres gorrones que se adhieran— irán a este evento religioso, so pretexto de una invitación hecha por el Senado de Madrid. ¿Yluego?
El “luego” tiene que ver con que los gastos correrán por cuenta del erario público para que estos legisladores honren con sus egregias personas, la memoria de este estadista, visionario y filósofo universal que tanto hizo por la Puebla de los Ángeles. ¡Al diablo si son católicos, budistas, cristianos o agnósticos!
El Estado Laico que rige nuestra republicana vida, vale madres a la hora de ir con gastos pagados a la Madre Patria. ¡Óle, Manola!
Luego de repasar los méritos de estos émulos baratos de Pito Pérez y comparar su inútil vida para la sociedad, el Estado y la República, francamente dan ganas de mandarlos a la China sin boleto de regreso. Chance y en una de esas, se nos hace no volver a verlos.