En la vida nos encontramos con momentos de expresión con cierto grado de desconocimiento de una condición futura, a esto llamamos incertidumbre.

Las personas tendemos a ver en la incertidumbre tan sólo algo negativo que muchas veces queremos evitar a toda costa; cualquier cosa que rompa nuestra seguridad y no podamos controlar nos pone en alerta, como si tuviéramos que enfrentarnos a un enemigo. Es una lucha absurda, que sólo nos desgasta puesto que la incertidumbre forma parte del día a día de cualquier ser humano y es, por lo tanto, ineludible.

La incertidumbre, aunque suene irónico, es la única certeza que podemos tener. La vida en sí es incierta, y lo seguirá siendo siempre, cada día y a cada segundo. En este sentido, pretender que tenemos certeza es una mera ilusión. En este sentido, a diferencia de lo que nos han enseñado, que para tener paz, tranquilidad y felicidad, hay que tener y crear certeza estando siempre enfocados en lo eventual del futuro y aferrados a lo conocido del pasado. Y, ¿dónde queda el presente entonces?

La respuesta apropiada en tiempos de incertidumbre es el ejercicio de “certeza de la acción”, por lo que creemos, defendemos y trabajamos muy duro para lograrlo. Si bien no podemos ser capaces de controlar los factores externos, podemos estar en control de cómo responder a ellas. De este modo seremos nosotros mismos el apoyo que mantendrá el control, el enfoque y la perspectiva que nos llevará en el ejercicio de evaluación correspondiente, para después ejecutar una acción decisiva que terminará en éxito y aprendizaje propios.

Los tiempos de incertidumbre, como cualquier otro obstáculo, no deben alterar nuestro propósito, la dirección o la fortaleza. Aunque las circunstancias pueden cambiar, nuestra meta u objetivo no; el objetivo sigue siendo el mismo.

Aquí hay varias cosas que podremos hacer en el camino a la línea de meta, durante tiempos de incertidumbre:
Perseverar. Cumplir con la mentalidad de mantener el rumbo y lograr lo que nos propusimos a hacer. La perseverancia ayuda a mantenernos enfocados.

Hagamos los ajustes necesarios. Cuando ocurre lo inesperado busquemos la claridad en la comprensión de lo que ocurre, para evaluar las correcciones y ajustes a nuestro plan original, puede ser necesario incorporar algunas medidas de acción adicional, incluso ajustar la fecha límite para alcanzar la meta.

Mantenga su energía. Nuestras decisiones son mucho más poderosas que las circunstancias, mantener el ritmo sin permitir modificaciones nos pone en un terreno conocido y seguro.

Sea audaz. Si vamos a alcanzar el éxito en nuestros propios términos, debemos permanecer serenos, independientemente de los que pase hoy, formando la valiosa oportunidad de generar estrategias adelantándonos a las circunstancias.

Busque ayuda. Cuando las cosas se ponen difíciles buscar la ayuda que necesitamos para tener éxito, es una gran solución. Todos necesitamos ayuda a veces, con el fin de llegar a donde queremos ir; desde un amigo, un mentor, o un coach, son de mucha utilidad.

La gente se pregunta… lo malo es, ¿qué  conseguirá? La verdad es que nadie lo sabe a ciencia cierta, lo que necesitamos saber es que no se puede anticipar el siguiente movimiento de un oponente que ni siquiera podemos ver o identificar.

Durante la incertidumbre es normal que lo desconocido nos cause reacciones de inseguridad y de miedo, pero también nos da la oportunidad de conocernos a nosotros en territorios desconocidos.

¿Qué aprendes de la incertidumbre diaria?
Espero sus respuestas, dudas o comentarios.