Todo mundo sabe que Calderón fue quien ordenó que Jorge Hank Rhon fuera detenido bajo cualquier pretexto, pero de peso. Sus esbirros cumplieron la orden, y la valentona procuradora Maricela Morales ha respondido a los medios que no puede decir cuál será el delito por el que se gire orden de aprehensión en contra del heredero del grupo Atlacomulco, pues como ya se alborotó el gallinero —¿perdón?, eso dijo la ínclita abogada de la Nación—, prefiere reservarse la causal a promover. ¿Qué tal?
Bien propia la mujer, quien junto a Alejandro Poairé se han lucido dando explicaciones tan risibles como idiotas tratando de exonerar a su jefe Fecal de semejante asunto.
Mientras son peras o manzanas, la casa de los Hank ha sido devuelta a su esposa y ahora abogados muy chipocludos tendrán que ver cómo sacan a su cliente de tamaño embrollo.
En Puebla, mientras tanto, los poblanos siguen haciendo especulaciones respecto a la intrascendencia que tuvo la presencia de los legisladores locales en la beatificación de Juan de Palafox y Mendoza, especialmente luego de darse a conocer un comunicado del Senado español donde claramente especifican que nunca hubo la presunción de un intercambio de conocimientos o experiencias parlamentarias.
Para pronto, que los tipos sólo participaron como música de acompañamiento en este evento religioso. Ergo, la mentira que tanto se esforzaron por cubrir los diputados en cuestión, salió a flote justo de parte del Senado de España. ¡A ver con qué mafufada salen a su regreso!
No se la van a acabar.
Evidentemente violaron la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público al transgredir la garantía constitucional del Estado Laico que ellos representan. Para eso me gustaban, vividores. ¿Usted duda que anduvieron de shopping y turisteando por diferentes ciudades europeas? Obvio que no. Y la ciudadanía lo sabe. Aquí los vemos.
Otro tema que distrae la atención de los poblanos tricolores, son las reuniones que de manera concatenada han tenido algunos priistas como Alejandro Armenta, Blanca Alcalá, Jiménez Merino y Óscar Aguilar entre ellos mismos o con líderes de asociaciones civiles, a fin de venderse como la mejor propuesta para ir como candidatos rumbo al Senado de la República.
Una situación que ha puesto de cabeza a compañeritos de tan escaso capital político, que lejos de mostrar la casta prefieren hacer el ridículo levantando la mano para todo lo que venga.
Como ya pasó la coronación de la Reina de la Primavera, ahora gente como Morales Alducin o Juan de Dios Bravo se mueven por todos lados para ser considerados.
El problema de ambos estriba en sus conductas del pasado. Juan de Dios no fue el más amigo que sus correligionarios esperaban cuando fue secretario de Gobernación con Blanca Alcalá. Ergo, hoy paga la mala fama que se hizo como desdeñoso y mano larga. Para acabarla de amolar, tiene como su inspiración operativa a la nada caritativa y sí perdedora de Claudia Hernández, quien le anda organizando reuniones con disque tricolores de medio pelo para abajo. Suerte, ¡eh!
Otra que busca dirigir al PRI municipal es Blanca Jiménez, nada más que se equivocó a quién pedirle apoyo y se lo solicitó directamente a Rafael Moreno Valle. ¡Qué tal! ¿Será que sabe que el dueño de la franquicia municipal es él? ¿Qué opinarán los priistas de cepa que tienen bien calada la camiseta tricolor? Anyway!
Hay más mujeres que han tenido reuniones con el delegado Ranulfo Márquez para hacerles saber de su capacidad, experiencia y trayectoria como Lupita Huggs, quien también aspira a dirigir el tricolor en el municipio.
Y conste que no hemos mencionado a otras compañeras que siguen esperando ser incluidas en el trabajo de partido como Silvia Tanúz, Cecilia Hernández o Laura Alicia Sánchez Corro, entre muchas otras. Sólo el delegado podría tener la sensibilidad para considerarlas e invitarlas a trabajar como solo ellas lo saben hacer.
Porque de aquí a que Lastiri las convoque y las invite, estamos fritas. Primero porque ni su mascota lo respeta, ha perdido credibilidad y calidad moral para dirigir al PRI; y finalmente porque se ha mostrado además de entreguista y torpe, como un mentiroso consumado y un cobarde sin palabra de honor.
Con este tipo de temas y el relevo del director de Comunicación Social en el gobierno de Moreno Valle —Norberto Tapia se fue como embajador de “buena voluntad” al DF. ¡Ja!—, Puebla vive la emoción de corroborar que abrir los ojos con Moreno Valle ha salido más caro que haber sostenido al tricolor.
Primero porque hay una cantidad de despedidos —producto del resentimiento y el revanchismo político—, como nunca se había dado en la entidad.
Segundo, los sindicalizados que también operaron a favor de “Rafagobernador” ahora se duelen por haber perdido sus compensaciones; en menor o mayor cantidad pero les servían para mejorar su calidad de vida.
Tercero, la actitud paranoica de varios de los empleados del morenovallismo ha llevado su pose de jefes a extremos tales que impiden a sus subordinados tener el mínimo contacto con gente de la anterior administración. Vale madres que sean sus compadres o familiares. Nada de sonrisitas ni relajamiento. Se acabarán las celebraciones por cumpleaños y por eventos.
En suma, la calidad de vida laboral es de auténtico terrorismo y acoso infligido por fulanos y tipejas ubicadas como acomplejadas y traidoras. ¡Pobres! Con estas acciones, más las tonterías que Fecal suma a su larga lista de idioteces en el poder, más los dislates de su famélico gallo Cordero —quien se luce diciendo estupidez y media—, los priistas estaremos de regreso en la escena nacional.
Pese al tinglado armado en torno a Jorge Hank Rhon —más armada que juego de Playmobil—, la realidad es que los gobiernos panistas tienen terror a perder el poder que han ostentado a placer estos once años y por ello han cometido tonterías tras otras.
La fuerza del priismo en el país —pese a derrotas en Puebla y Oaxaca—, los ha puesto tan nerviosos y esa es una ventaja inmejorable para quienes tendremos que enderezar el camino mal andado por tricolores que traicionaron, y que como oposición son peor que una comparsa de plañideras hambreadas. ¡Con la pena!