La actitud de algunos legisladores respecto a la eliminación de los mototaxis en Puebla es francamente sospechosa. Tanto para quien se empeñó en sacarlas de circulación como quien se aferra a mantenerlas en servicio.
De buenas a primeras resultó que estas unidades representan un peligro para la integridad física de los usuarios quienes, por cierto, hasta este momento no han sido parte de la discusión.
Gerardo Garcilazo, presidente de la Comisión de Transporte del Congreso del Estado, encabezó la propuesta. Para nadie es un secreto que el diputado forma parte de la larga lista de políticos concesionarios que fueron beneficiados por administraciones pasadas, sin contar a sus hermanos, primos y compadres.
Al legislador le entró prisa por desaparecer a los que se han convertido en su mayor competencia. Aunque en sus absurdas declaraciones negó rotundamente tener intereses personales en el tema, la realidad es que la eliminación de las mototaxis va más allá del cuidado físico de los usuarios.
¡Por favor!
Hasta se abstendrá de votar en el pleno para evitar enfrentamientos. Pobrecito, nadie lo entiende.
Con la desaparición de estas pequeñas unidades la promesa a los concesionarios es ampliarles sus rutas y por tanto incrementar sus ingresos. No suena mal.
Pero qué pasará cuando los usuarios exijan el ingreso de las combis en zonas en las que solamente entran actualmente unidades como las mototaxis, por el mal diseño de calles.
Según Garcilazo, el estudio que presentó la SCT indica que la figura del mototaxi no está contemplada, además el transporte público deben ser vehículos con cuatro ruedas y cinturones de seguridad.
La pregunta es si el Congreso del estado sacará de la circulación, con la misma rapidez y eficacia a todas aquellas unidades que no cumplan con el requisito que establece la ley.
A ver si no les sale el tiro por la culata.
Por lo pronto, son más de 3 mil 500 familias que se quedan sin ingresos.
El mismo presidente de la Comisión del Transporte debería proponer que se les devuelva a los perjudicados, la inversión que hicieron para obtener los permisos de circulación, placas y demás que las mismas autoridades cobraron.
¿O en eso no habrá responsables?
Ojalá los legisladores, ya que están tan preocupados por la integridad física de los usuarios, metan orden en los microbuses y camiones, pues los cafres que van al volante no sólo ponen en riesgo la vida de los pasajeros, sino de cualquiera que circule cerca de estos choferes.
¿O eso no es urgente?
Garcilazo, el ‘Vítor’ del Congreso
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