Si a alguien le quedaban dudas del verdadero factor de negociación entre el marinismo y el morenovallismo, las comparecencias de los funcionarios de la pasada administración las despejan.
Es obvio y evidente que Ricardo Henaine fue la pieza que los marinistas decidieron sacrificar, a cambio de los beneficios de un “blindaje” total.
Sin duda, la figura del dueño del equipo de futbol fue la idónea para salvar el pellejo, sobre todo cuando estaban en la mira las principales figuras del marinismo.
Así las cosas, los viejos funcionarios se formaron en fila india para intentar darle fuerza jurídica al caso de Valle Fantástico.
Lo grave del asunto, es que en ese afán revanchista pondrán en riesgo la donación onerosa de los terrenos del Tec de Monterrey, lo cual deberán resolver a través de una escrupulosa cirugía, ya  que han puesto en riesgo los intereses del poderoso grupo Femsa.
Seguramente en otra argucia jurídica librarán al Tec de Monterrey y afectarán a Valle Fantástico; aunque en estricta justicia, ambos se encuentran en igualdad de condiciones.
Ahora habrá que ver si Henaine tiene un nuevo as bajo la manga que le permita sobrevivir a la arremetida jurídica ordenada y pactada en la casona de Los Fuertes.
Me queda claro que más allá de la legalidad de la que tanto presume el nuevo gobierno, es evidente que el marinismo entregó a Henaine, y que el morenovallismo se conformó con ese trofeo.

¿Y las narcomantas?
Aunque para los funcionarios morenovallistas, las “narcomantas” que amanecieron en tres puentes de la capital parecen no importar, la realidad es que son muchos los actos delictivos recientes que pueden estar íntimamente relacionados con estos mensajes.
Si hacemos un recuento de las notas periodísticas firmadas por los reporteros de la nota policíaca, particularmente las del experimentado y probado Alfonso Ponce de León, tenemos que en Puebla existen huellas que implican a los cárteles más importantes del narcotráfico nacional.
Para los poblanos, el grupo de los Zetas resulta sumamente familiar, sobre todo por los acontecimientos delictivos en la Sierra Norte y la franja que va de Tepeaca a Tehuacán, hasta los límites con Veracruz.
También se ha mencionado a La Familia Michoacana como otro de los presuntos grupos del crimen organizado que tienen intereses en la zona, sobre todo en los límites con el estado de Morelos.
Otro de los grupos que han sido relacionados con nuestro estado es el del desaparecido Arturo Beltrán Leyva, del cual se deriva el Cártel del Pacífico Sur, mismo que se sospecha ha operado en la región.
Uno más de los grupos relacionados en Puebla tiene que ver con el más fuerte de todos, que no es otro que el Cártel de Sinaloa, del cual aseguran ha convertido a Puebla en zona de paso, para posicionarse en el estado de Veracruz.
Y por si algo nos faltaba, ahora —según el contenido de estas “narcomantas”— también hay que tomar en cuanta al poderoso Cártel del Golfo.
Por supuesto, ninguna versión está oficialmente confirmada, pero hay que partir de la base de que es una constante de las autoridades negar la presencia de los grupos del “narco”, como si con estas posturas se resolviera algo.
Así las cosas, todos esperaríamos explicaciones de las autoridades, y también estrategias concretas; sin embargo, cuando la posición oficial es la negación de los hechos, no podemos pensar en estrategias de defensa.
En los últimos días he escuchado a muchos ciudadanos que manifiestan su preocupación por estos avisos, los cuales queremos se queden en eso: en simples avisos.
Desafortunadamente, la experiencia vivida en otros estados nos hace pensar que el enemigo acecha, y que autoridades y ciudadanos debemos estar atentos.
Aunque lo más grave de todo, es que tenemos a un secretario de Seguridad que no distingue un petardo de una granada