En breve, los conflictos por las licitaciones que se generan desde el ayuntamiento de Puebla, van a ser motivo de un nuevo escándalo.
Ahora se trata de las licitaciones para las empresas que se harán cargo de la colocación de las nuevas cámaras que el municipio va a colocar a lo largo de la ciudad de Puebla, y que de entrada no fueron elaboradas en forma profesional.
Además de todo esto, “el aprieto” se genera luego de que hubo protestas en contra del titular del Centro de Emergencia y Respuesta Inmediata (CERI), Eduardo Vázquez Rossainz, por favorecer a un empresario amigo suyo para que resultara el ganador, pese a que el mismo funcionario estaba enterado que su “cuate” no había cumplido los requisitos, y para desquitarse puso obstáculos a quienes sí ganaron, sin importarle el empeño que pusieron los ganadores y las pérdidas económicas que esto les genera. Lo más grave, es que el secretario de Seguridad Pública y Tránsito del Municipio (SSPTM), Amadeo Lara Terrón, estaba enterado del acuerdo con el favoritismo y no hizo nada al respecto.
Le explico, la licitación ya estaba ganada por una empresa que demostró tener todo lo necesario para la colocación de las nuevas cámaras, y nada más para “enchinchar”, les puso todas las trabas posibles para que no pudieran cumplir.
El conflicto podría ser la causa de una demanda que va a regresar los reflectores hacia la presidencia municipal, porque se va a alegar que existe opacidad y corrupción en contra de los dos funcionarios, además de negligencia para elaborar los requisitos de estas licitaciones.

Las malas y buenas noticias del caso de Oswaldo
Antes de la media noche del martes, un comunicado de la oficina de prensa de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) dio a conocer el primer avance en las investigaciones de la explosión ocurrida en la comunidad de Petlalcingo, del distrito de Acatlán de Osorio, que le costó una pierna y un brazo al pequeño Oswaldo Zamora Barragán.
La mala noticia para las fuerzas castrenses —sobre todo quienes estaban haciendo prácticas en esa zona— es que sí fue una granada lo que le explotó al menor, contradiciendo toda y cada una de las declaraciones del secretario de Seguridad Pública, Ardelio Vargas Fosado, quien sostenía que ese objeto era un “petardo”, donde incluso se atrevió a decir que de haber sido una granaba “hubiera volado en pedazos”.
La “buena noticia” para el afectado y sus familiares, es que con este dato sus abogados pueden emprenden sendas demandas civiles y hasta denuncias penales contra las fuerzas militares, para que se pueda establecer un fideicomiso que le sirva para toda la vida del pequeño Oswaldo, considerando que el futuro que le espera es una silla de ruedas y muchas, muchas terapias, además de que materialmente le destrozaron la vida.
Otra mala noticia es que en el reporte que presentó la PGJ se va a alegar que el niño, al encontrar la granada, la manipuló con las manos para tratar de abrirla y después la estrelló contra una piedra, provocando la detonación. En otras palabras, lo responsabilizan del accidente, pese a que se trata de un menor de edad, sin el más mínimo conocimiento de lo que son los artefactos militares explosivos.
Otra más mala, es que el comunicado sólo da detalles de si fue o no una granada. Ahora falta que se habrá toda una investigación para que se conozca a detalle quiénes fueron los militares que estaban haciendo practicas en Petlalcingo, para ir eliminando uno a uno de los sospechosos hasta llegar al responsable, a quien legalmente se le tiene que abrir un proceso penal por la grave imprudencia.
Esperando otra noticia buena, sería importante que el nuevo titular de la Comisión de los Derechos Humanos suspenda su apretada agenda de trabajo, visite al menor afectado por la explosión y se haga presente en las investigaciones para vigilar que éstas se realicen al margen de la ley, para que no quede desamparado un niño que su único error fue encontrar una granada “olvidada” y jugar con ésta sin saber qué era.

Nos vemos cuando nos veamos