Tal parece que en eso andamos: en busca de la sangre del toro mexicano. La entrevista realizada por Juan Antonio de Labra al Ganadero —así, con mayúsculas— don Germán Mercado Lamm resulta harto elocuente al respecto, si bien le recherche del tiempo perdido parece que nos come y nos gana el tiempo.
Pero la salida a los ruedos en El Domo en San Luis Potosí de “Compadre” (número 129), indultado en la muleta de Arturo Macías y de “Ventilador” (número 81) al que perdonó la vida el popular “Payo” Octavio García, en La Taurina de Huamantla, Tlaxcala, llenan el panorama de esperanza.
El acontecimiento del indulto de dos toros de la misma ganadería en el mismo día no tiene antecedentes documentados y es difícil aseverar su unicidad.
Pero yendo a lo que nos interesa, “Ventilador” es un caso único, todo un caso. Hijo del semental “Guantero”, toro de la letra U y de la vaca “Mexicana” de la X; es hermano carnal, de padre, más no de madre, del otro indultado: “Compadre”.
La madre de “Ventilador”, negro, entrepelado y con bragas, vuelto de encornadura, es la vaca “Ventiladora” de la T. Como resultado de todo eso, "Ventilador" es de sangre pura de Saltillo, vía San Mateo, descendiente en línea directa de ejemplares que han llevado nombres ilustres.
Resulta obvio que Montecristo, la ganadería que comento, utiliza al herrar a fuego las letras, además del número, lo que da las líneas que lleva la casa; en este caso, los toros fueron de las letras U por parte de padre y de las T y X por parte de madre.
La importancia de las calificaciones de los padres conforma lo que se llama la “reata”. El por qué de enviarle a una plaza de toros siendo de sangre pura, queda entre los entretelones de la fiesta o mejor dicho, sus secretos y misterios.
Tratando de cuestionar y a la vez responder esto, lo hago con el planteamiento de hipótesis con un cierto sesgo analítico: ¿Este tipo de toro debe ser probado en la plaza de tientas de la casa ganadera o enviado a la plaza de toros como realmente ocurrió? Las dos opciones son válidas. Lo importante es “ver” al toro y para eso, el escenario de una plaza resulta potencialmente más valido, más rico en retroalimentación; el comportamiento del toro en un ruedo en el campo, con la quietud y el silencio que le enmarcan es totalmente distinto a la lidia en una plaza de toros y si de la Huamantla se trata, la música; toda la parafernalia de feria, el bullicio del publico feriante y más en día de Huamantlada resultan estridentes en exceso. Por todo eso, “Ventilador” superó claramente la prueba yendo cada vez a más; al final de la faena se tragó un par de “dosantinas” sacando fuerzas, como dice la canción de José Alfredo, “de su pasado”, por todo lo que traía en su sangre, por lo que ha quedado anotado arriba y que es en lo que nuestros buenos ganaderos están neciamente empeñados en buscar: la sangre del toro mexicano, que recién el fin de semana pasó lista de presente en San Luis Potosí y Huamantla.
Ahora bien, si el ganadero sabía lo que el toro traía dentro, de seguro confió en la lidia adecuada que cualquiera de los tres en el cartel, podría darle, Ortega, Uriel y “Payo”.
Continuando con las hipótesis, los ganaderos al ver su toro candidato a semental lo hacen más con el sentimiento premonitorio de valorar, lo que “trae dentro”, siendo esto un verdadero riesgo que se fundamenta en la intuición, poniendo esto por delante, que darle importancia a lo que el toro pueda hacer.
El otro racionamiento analítico consiste en que al tomar la decisión de poner a padrear un toro cuyas notas de tienta o comportamiento en la plaza no son del todo satisfactorias se fundamenta en un razonamiento científico, por algo se habla de ingeniería genética: dar prioridad y mayor valor a la línea genética que el toro trae.
En “horagüena” por el Ganadero, por Arturo Macías, por “El Payo” y ¡por los que supieron verlos en las plazas!