Hace un par de días escuchaba con singular atención las declaraciones de Ernesto Cordero, aspirante a la candidatura del PAN a la presidencia de la República, en el noticiario de Joaquín López Dóriga. Lo primero que me vino a la mente fue ¿en qué momento se le ocurrió que podía ser presidente de México?
Acaso mientras dormía tuvo un sueño de esos que causan locura temporal, se levantó, se miró al espejo y se dijo “y por qué no”.
O quizá la aparición en los medios durante más de una semana por sus absurdas declaraciones en las que aseguró que con 6 mil pesos mensuales los mexicanos podríamos vivir perfectamente, le causó adicción a eso de salir en la tele
O quien duerme con él le tiene un amor de esos que hay pocos, y le ha dicho que es el máximo “plus ultra” de los políticos de este país.
O de plano su amigo Felipe Calderón le quiere dejar su lugar en el peor de los momentos por los que atraviesa no sólo el país, sino su partido, así como le hizo Mario Marín a su mejor amigo Javier López Zavala en Puebla, digo, por dar un ejemplo.
Parece que Ernesto Cordero no está enterado que sus principales contrincantes —Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel— tienen mayor penetración entre los propios panistas, y al ubicarse en último lugar en las encuestas piensa que le sucederá lo que a Felipe Calderón en su momento; sin embargo, las diferencias entre uno y otro son dignas de mencionar.
Felipe Calderón no era el candidato de Vicente Fox, quien prefería entonces a Santiago Creel, ahora también aspirante. Aunque el presidente no es santo de mi devoción, la realidad es que como candidato no era un panista cualquiera, me refiero a que por lo menos tenía una amplia carrera partidista siendo líder del sector juvenil, diputado federal y líder de su bancada; además de convertirse en presidente del Partido Acción Nacional, y todo mundo lo recuerda como un personaje muy cercano a Carlos Castillo Peraza, quien hasta la fecha es uno de los principales ideólogos de los azules y que hace apenas unos días fue recordado a once años de su muerte.
¿Qué carrera partidista tiene Ernesto Cordero?
Felipe Calderón fue en su momento el “hijo desobediente del sexenio”, al ser despedido por Fox de la Secretaría de Energía, luego de ser destapado como candidato a la presidencia por el entonces gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña.
Ernesto Cordero se va de la Secretaría de Hacienda por su voluntad y seguramente con sus mismos ingresos, sólo que por debajo del agua.
Algo deberá hacer Felipe Calderón para ayudar a Ernesto Cordero, pues su pésima dicción, imagen y discurso pueden no sólo dejarlo en ridículo, sino evidenciar la falta de interés panista por mantenerse en Los Pinos.
Cordero no es Calderón
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