Creo me será imposible, o más bien muy difícil, ver al señor procurador de Justicia en Puebla, sucede casi siempre con los “de a pie”, más cuando buscamos justicia. A veces llega uno a sus oficinas creyendo que la autoridad nos escuchará y actuará pronto, hacemos antesala, damos nuestros datos con la secretaria, nos apunta, nos dice que nos sentemos, ahí estamos por horas para que al último nos salgan con el clásico “usted perdone”, el señor procurador está muy ocupado y no podrá recibirlos, pero por favor deje sus datos y pase con su particular que tiene instrucciones de atenderlos.
Bueno, así sucede en la mayoría de las secretarías de gobierno, no de ahora, siempre lo han hecho, es una forma muy estúpida para no recibir a nadie, salvo a los que tienen fuero y poder político o llegan con una fuerte recomendación. Así de fácil acaban en un dos por tres con las esperanzas de la gente.
Aunque llegué diciendo que estoy y apoyo al jefe del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, me recibirán en la procu.
Por lo tanto he tenido que recurrir a este espacio esperando que medio lea o se entere de esta denuncia, para que se actué legalmente y se proceda: Eduardo es un chavo bien “chamba”, abogado sin ejercer, se endeudoó como pudo con un prestamista, cada semana tiene que pagar intereses, con eso alquiló un microbús y logró entrar a la ruta 36 —que corre del Paseo Bravo a Amalucan—.
Antes, unos vándalos lo asaltaron como está ocurriendo en varias rutas en contra del pasaje, sin embargo hoy sufrió una agresión muy violenta, la forma en que lo golpearon “no tuvo madre”,  fue hecho por un grotesco y vil animal que anda suelto por las calles.
El pasado 5 de septiembre, Eduardo Martínez empezó a trabajar desde las 6:00 de la mañana hasta las 10:00 u 11:00 de la noche, como siempre lo hace; el es un joven tranquilo y no le gusta meterse con nadie, tiene experiencia en esto del volante porque ha trabajado en algunas otras rutas, lo hizo cuando fue estudiante para ganar una lana y así mantener a su familia y la propia licenciatura.
Hasta que la violencia irracional lo volvió alcanzar; un sujeto violento sin razón y un personaje peligros para los propios usuarios del transporte, primero le cerró el paso por la colonia Santa María, subió a la unidad, lo amenazó, le dijo que le iba a “romper la madre” y  quiso golpearlo, por la intervención del pasaje no se atrevió en esos momentos.
Ese mismo día y después de las 11:00 de la noche, el sujeto se transformó, algo se metió, se puso como energúmeno, sus instintos de vil delincuente o guarro aparecieron.
Eduardo fue a cargar gas LP por Xonacatepec, de pronto se dio cuenta que este pandillero lo seguía en compañía de dos tipos más, buscó llegar al OXXO de Bosques Amalucan para resguardarse y pedir ayuda, pero con toda la impunidad y complicidad de la noche, este sujeto comenzó a golpearlo.
Golpe tras golpe de manera brutal, lo vapuleó hasta que se cansó, lo pateó, sus amigos veían y reían, el motivo sólo fue porque Eduardo iba en su microbús delante de él.
Este impune sujeto, se llama o lo conocen como Jorge, maneja la unidad número 6 de la ruta 32, quien checa en la 19 Sur y la 3 Poniente, de complexión robusta, alto, con cara de malo, le apodan el “Querendón” en la misma ruta, los demás choferes le tienen miedo por su agresividad, por eso no lo denuncian.
Cundo lo vi, estaba irreconocible, esté cobarde le dejó el rostro peor que a un boxeador, de verdad no lo pude reconocer, tiene seis puntos en el parpado del ojo izquierdo, otros más en el pómulo derecho, la nariz fracturada, los labios rotos y su cara hinchada.
Confieso que me dio mucha rabia, coraje, tristeza e impotencia de no poder hacer nada, soy de los que sigue creyendo en las instituciones, en la democracia y los partidos políticos; soy un idealista de café.
De verdad espero que la procuraduría de Justicia en Puebla actué y detenga a este presunto delincuente que anda suelto.
Para más sus cómplices alcanzaron agredirlo verbalmente y decirle que “no sabía con quien se había metido”.
Como pudo, Eduardo alcanzó a llamar a su padre, éste llego y desfallecido sólo alcanzó su casa para poder dormir, para medio olvidar esta pesadilla y el dolor que le causaban los golpes por todo el cuerpo. Hoy tiene miedo, el microbús no puede quedar parado, por eso lo ha dado a trabajar.
En serio, la joda que se ponen los verdaderos trabajadores del transporte urbano es dura y difícil, algunas veces lo he visto: todo el día manejan, las unidades no son las mejores, las maniobras son muchas, las piernas y los pies sufren el mayor desgaste y todo el día van pegadas al motor, sumado al stress y al desgaste físico.  
Señor procurador, Eduardo recurrió como pudo a presentar una querella por lesiones graves y agresiones ante la abogada Guadalupe González Hernández, agente adscrita a la Agencia del Ministerio Público Oriente, segundo turno, con el número AP-3530/2011/ORIEN.
Muchos hechos parecidos suceden en Puebla, la gente a veces tiene miedo y no denuncia, por eso la impunidad gana terreno a la legalidad, una situación que no debemos permitir.
Delincuentes peligrosos como el “Querendón” deben ser apresados, son animales violentos que pueden hasta asaltar a los propios pasajeros. Estos sujetos deben de ser castigados conforme a Derecho.
Mientras la sociedad piense que no se hace y hay justicia en Puebla, la delincuencia hará lo que quiera. Debemos impulsar la cultura de la denuncia y tener el valor para exigir justicia pronta y expedita.
Eduardo hoy no puede trabajar, debe el dinero que con tanto esfuerzo pidió prestado, sus ilusiones de poder hacerla en estos meses en la ruta 32 fueron rotas por la violencia de este golpeador que maneja la unidad 6.
Señor procurador, sólo pido muy respetuosamente su intervención para que se proceda conforme a Derecho, este individuo es un peligro para los ciudadanos.
El gobierno, comunicaciones y transportes del estado y la procuraduría, deben poner en orden a los conductores del transporte público, nadie norma su conducta, los permisionarios contratan a quien quieren con tal de tener la cuenta, andan acompañados, algunos se alcoholizan, drogan, hacen lo que quieren con el pasaje, se vuelven “orejas” y “monitores”, son violentos; como el “malandrín” del “Querendón” de la ruta 32.