Después de las fiestas patrias, todo indica que los días, semanas y meses por venir serán de intensa actividad y disputa política entre las tres principales fuerzas partidarias, sin excluir las precampañas de sus candidatos más visibles rumbo a la Presidencia de la República.
Para comenzar, en el Congreso de la Unión han empezado a discutir el paquete económico del próximo año, que deberá ser aprobado en el último día y hora del mes de diciembre. Por lo pronto las fracciones parlamentarias del PRI, PAN y PRD han definido sus estrategias y prioridades sobre la discusión y reasignación de las partidas presupuestales.
Los grupos legislativos no pueden negar la influencia y el peso que juegan desde ahora, no sólo los gobernadores, también lo hacen los presuntos aspirantes a los Pinos.
Habrá que apuntar los tiempos de confrontación interna y externa de los presidenciables, puesto que todos quieren ser los elegidos. Hay un dato nuevo que aparece en el tablero partidario y es la coincidencia de las tres principales fuerzas políticas en abrir sus procesos internos de cara a la sociedad.
Primero fue Josefina Vázquez Mota (PAN), quien solicito ausentarse del cargo en el Congreso de la Unión, después Ernesto Cordero Arroyo (PAN), renunció a la Secretaría de Hacienda; Enrique Peña Nieto (PRI), terminó su encargo de gobernador en el Estado de México y el Jefe del Distrito Federal, Marcelo Ebrard (PRD) acaba de rendir tal vez su último informe de gobierno ante los asambleístas.
A los cuatro anteriores hay que sumar a Santiago Creel Miranda (PAN); Manlio Fabio Beltrones (PRI) y al propio Andrés Manuel López Obrador (Morena). Todos ellos de una u otra manera, legal o ilegalmente hacen lo posible para posicionarse ante los ciudadanos en el país.
Quisiera rescatar algo: para el proceso electoral del 2012, serán tres visiones y tres proyectos de país, los que veremos en disputa.
También quisiera señalar aquí, que será una lucha generacional entre los aspirantes, de una vieja clase política que no termina de morir y una nueva que no alcanza a definir el país que queremos.
Es una disputa por el poder entre tres cuadros tecnócratas y políticos reformadores –Peña Nieto, Cordero Arroyo y Ebrard Casaubon—, formados académicamente en instituciones privadas, en el extranjero y el Colegio de México; con otros tres: Vázquez Mota, Beltrones Rivera y López Obrador, meramente políticos y formados con referentes ideológicos muy cuadrados.
Ninguno es “burrito”, sin embargo los nuevos tecnócratas destacan en su formación académica y por haber ocupado diversos cargos políticos y públicos de primer nivel.
Así mismo, forman parte de alguna de las elites privilegiadas del poder, cada uno de ellos tiene a sus propios maestros en eso de la política y los tres han ganado seguidores en sus propios institutos partidarios.
Tal vez pudiera ser una guerra entre modernizadores y populistas, entre el presente y el pasado.
No sé cuánto pese lo regional entre los presidentes de la República, pero la identidad siempre llama y terminan por apoyar a sus estados.
Veremos: Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero Arroyo son poblanos; Enrique Peña Nieto del Estado de México; Marcelo Ebrard del Distrito Federal; Manlio Fabio Beltrones, sinaloense; Andrés Manuel López Obrador, tabasqueño y Santiago Creel Miranda, del Distrito Federal.
En la historia electoral reciente de México, todos los elegidos del “señor” o sea quienes han sido presidentes de la República, han hecho su carrera política y pública en el centro del país. Salvo la tragicomedia que nos sucedió con el expresidente Vicente Fox Quezada, quien llegó a los Pinos de manera directa, siendo gobernador de Guanajuato y sin tener ninguna experiencia pública federal.
Por otra parte, los aspirantes tecnócratas, reformadores y de la modernidad —Peña, Cordero y Ebrard— son de los 40 a los 50 años, jóvenes maduros; Obrador, Mota, Beltrones y Creel, es generación de los cincuenta a los 60 o sea adultos maduros.
Abogados, economistas, internacionalistas, politólogos, licenciados, maestros y medios doctorados, son parte de las características de nuestros presidenciables hacia el 2012.
Todos en corto y públicamente han dicho que quieren ser el próximo presidente de los mexicanos.
Todos tienen sus propias visiones y proyectos del país que buscan dirigir, veremos qué sucede en los próximos meses, cuando poco a poco se vayan definiendo con claridad los tres perfiles para la contienda que se avecina, serán los partidos políticos quienes tengan la última palabra.
A lo mejor me equivoco, pero me gustaría ver una contienda entre Cordero, Peña y Marcelo. Tres cuadros formados académicamente y modernizadores, con tres interpretaciones políticas diferentes del país.